Tras cuatro años erráticos repletos de fiascos, ha llegado el momento de ensayar una “diplomacia reticular”, es decir, basada en redes.
Este ejercicio requiere la sincronización entre tres niveles.
Primero, el de la diplomacia ciudadana, hacia adentro, ligando los problemas internos con los externos mediante el diálogo social.
Segundo, el de la diplomacia pública, o sea, los lazos cada vez más extensos e intensos entre agentes no estatales, incluyendo las negociaciones de paz, y el tejido de la diáspora para crear escenarios multilaterales de consenso y apoyo.
Y tercero, el de la diplomacia de defensa, es decir, la “defensa defensiva”, basada en,
a- La disuasión mínima suficiente ;
b- Las medidas promotoras de confianza mutua, y
c- La noopolítica, o sea, la proyección de la industria de defensa del país pero, sobre todo, la exportación de conocimiento, así como la cooperación basada en las experticias de unas FFAA altamente especializadas en campos decisivos : ingeniería comunitaria, logística compleja, gestión de desastres, y emergencias sanitarias.
Esta diplomacia reticular se funda, pues, en una red de redes : una macro red combinada ( entre lo gubernamental y lo no gubernamental ), mixta ( arraigada en el interés-y-la-identidad nacional ) y dinámica ( lo que algunos llamarían “egocéntrica”, o “estatocéntrica”, pero que, más bien, podría denominarse pluralista, inclusiva y cohesiva ).
En pocas palabras, una diplomacia cuyos pilares, o referentes indicadores serían, primero que todo, la conveninecia-utilidad, o sea, el tejido de redes verdaderamente rentable para el país ( lejos de ideologías, prejuicios, atavismos o síntomas primitivos de segregación por estereotipos y subjetividades ).
Segundo, la influencia-impacto, es decir, unas redes cuyo conector principal sería la penetración del país en asuntos sensibles de las relaciones regionales-y-sectoriales.
Y por último, la trascendencia-conocimiento, esto es, la garantía de que estas redes a lo largo y ancho del globo estarán entretejidas por fibras culturales, científicas y tecnológicas a largo plazo y basadas en la producción intelectual, más que en cualquier apreciación coyuntural de naturaleza estrictamente mercantil o extractivista.
vicentetorrijos.com