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Es cierto que la política española es una de las más complicadas de entender.

🌐 ASTROLABIO # 215 - VIERNES, 28 DE JULIO DEL 2023

 

Pero lo que está sucediendo ahora es muy simple : se trata de una extorsión, o un secuestro ; como quiera verse.  Me explico.  

El partido conservador ganó las elecciones generales.  Pero en un sistema parlamentario la elección es indirecta y depende del equilibrio de fuerzas en el Congreso.

De hecho, la suma de los diputados logrados por los dos partidos conservadores no es suficiente para conformar gobierno.

Y la posibilidad de que los segundos en la lista, es decir, los socialistas, actualmente en el poder, se abstengan para facilitarle la tarea a la derecha es prácticamente nula.

Eso se ha logrado en Alemania, animados por un profundo sentimiento patriótico.  Pero la izquierda española ha demostrado que hace y hará hasta lo imposible para permanecer en el poder.

Incluso, venderle el alma al diablo.

En efecto, al socialista Pedro Sánchez tampoco le resultan suficientes las curules logradas entre él y sus socios de la extrema izquierda.

De tal manera, la única posibilidad que tiene para seguir en el poder es negociar con los separatistas catalanes y vascos.

Esos secesionistas ya hacen parte del gobierno actual porque han encontrado en Sánchez y la izquierda un socio natural, complaciente y permisivo.

Por supuesto, ni se les ocurre buscar un diálogo con la derecha porque ni el PP, ni Vox, jamás negociarían con ellos la ruptura de la integridad territorial que, en el fondo, es lo que verdaderamente está en juego.

Durante muchos años, los independentistas apelaron a la violencia, tanto directa como indirecta, para lograr sus objetivos.

Pero al constatar que el aventurerismo revolucionario resultaba estéril, abandonaron la violencia directa ( de la que hacía parte la ETA, por ejemplo ), y se dieron a la tarea de lograr mediante la coacción política lo que no lograron apelando al terrorismo.

Y, sin duda, gracias a la coalición formada con el socialismo, han conseguido avanzar de modo sorprendente en su intención soberanista.

Incluido el indulto que Pedro Sánchez les concedió a sus líderes que se encontraban en prisión.

Pero ahora, cuando el proceso secesionista ha avanzado de modo ostensible, la negociación para que Sánchez pueda permanecer en el poder será a otro precio.

Ahora le exigirán la joya de la corona : un referendo regional para decidir si se separan del Reino.

En ese sentido, Sánchez y el socialismo se han convertido en rehenes.

Puesto que se definen a sí mismos como constitucionalistas, no saben qué hacer : si respetar la Carta Magna, o violentarla.

En la práctica, Sánchez, como maestro del malabarismo, el síndrome de Estocolmo y la alquimia política, confía en encontrar la “fórmula de la gobernabilidad”, la piedra filosofal para gratificar a sus secuestradores.

Pero no le será fácil ; y a menos que logre engañar a sus carceleros, lo lógico sería que España volviese a celebrar elecciones en diciembre.

Para decirlo de otro modo, los constituyentes españoles que en su momento previeron una circunstancia como esta, se las ingeniaron para refrenar cualquier apetito rupturista.

Y en todas sus modalidades, la figura del referendo, así sea autonómico, requiere estar en perfecta consonancia con la legislación nacional. 

Y si se trata de la integridad territorial, los requisitos son monumentales, de tal modo que ni siquiera en sueños los separatistas lograrían su objetivo.

Por supuesto, la proclamación de un nuevo Estado es para todo nacionalismo periférico un sueño, una utopía, un combustible populista que vale más por la esperanza que por el fin mismo que se busca.

En tal sentido, negociar, dialogar, conceder, tirar y aflojar, puede tener sentido.

Al fin y al cabo, en eso consiste el encanto de todo movimiento secesionista : en vender sueños y falacias.  En vender ilusiones.

 

vicentetorrijos.com