🌐 ASTROLABIO # 265 - VIERNES, 12 DE JULIO DEL 2024
Su esposa, convertida en afectuoso lazarillo, tampoco ha podido hacer mucho al respecto.
Durante muchos meses, los demócratas se negaron a ver la realidad. Pero la animadversión hacia Donald Trump los enceguecía.
Como sea, el pavoroso debate por televisión puso fin a esa hipocresía.
Pero sacó a flote otra que es aún más angustiante : ¿ Quién ha estado gobernando realmente a los EEUU durante todo este tiempo ?
Para ser prácticos, el asunto se convierte en un verdadero pandemónium si se piensa en que, tal vez, Biden no solo debería renunciar a la candidatura : ¡ también a la presidencia !
Dicho de otro modo, lo preocupante es que si él no es competente en estos momentos, ¿ qué garantiza que el país estará incuestionablemente seguro hasta que él entregue el poder en enero ?
Con todo, la preocupación no termina ahí, ni se limita solo a la Casa Blanca : la decadencia de Biden es también la decadencia de Occidente : causa y efecto, al mismo tiempo.
Los británicos están inaugurando un gobierno laborista y la principal característica de esta situación es la improvisación y la inconsistencia.
Por su parte, los franceses están inmersos en idéntico proceso, presas de la polarización y la incongruencia al constatar que la primera fuerza, hoy, es la extrema derecha.
Eso significa que las tres potencias nucleares occidentales, es decir, EEUU, Francia y el Reino Unido, están, prácticamente, en la incertidumbre, el declive, y al garete.
En semejante escenario, es apenas natural que las grandes potencias rivales, Rusia, China e Irán, deduzcan que se están dando las condiciones propicias para emprender acciones decisivas sin encontrar resistencia coherente.
Los rusos se afianzarán con su expansionismo en Europa del Este y el Caribe.
Los chinos podrían adelantar o acelerar sus planes de recuperar a Taiwán.
E Irán se sentiría estimulado a movilizar a todo el “eje de la resistencia” bajo su control ( desde Yemen, Cisjordania, Líbano, Siria e Irak ) con el fin de paralizar a Israel.
En definitiva, muchos piensan que el problema es saber si Biden renuncia, o no ; saber quién podría reemplazarlo ; o saber cómo asimilar que, en uno u otro caso, lo más probable es que el presidente sea Donald Trump.
Pero eso no es más que lo superficial, lo visible.
En el fondo, lo realmente catastrófico es la decadencia de Occidente.
Y la interpretación que de esa decadencia puedan hacer ahora mismo Moscú, Pekín y Teherán.
vicentetorrijos.com