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La desigualdad de género en la minería: un desafío pendiente

La industria minera es históricamente una carrera masculinizada, pero se están haciendo cada vez más esfuerzos para cerrar la brecha de género también en esta industria. De acuerdo con las cifras de Women in Mining Colombia, la participación femenina en el sector minero del país es solo del 13%, para el 2023, aun cuando el Banco Mundial ha declarado que las empresas extractivas con mujeres en posiciones de liderazgo cuentan con un incremento de hasta un 20% más en los beneficios reportados y son más sólidas en gobernanza y transparencia.

De acuerdo con el reporte de EITI, Transparencia de las Industrias Extractivas, para 2020 se indicó que en el sector minero solo el 4% de los empleos directos están ocupados por mujeres (1.533 mujeres en empleos directos vs 16.030 hombres). En los empleos indirectos esta cifra aumenta a 13%. En el mismo informe, se relaciona que el 76% de las mujeres en empleos indirectos ganan menos de $2.000.000 mensuales, frente a un 65% para el caso de los hombres. Para empleos directos, el 33% de las mujeres ganan entre $2.000.000 a $4.000.000, mientras los hombres ocupan un 43% para ese mismo rango.

Fomentar la inclusión de mujeres y trabajar por la disminución de la brecha de género permite asumir los desafíos que enfrenta la industria minera con mayor éxito, obteniendo resultados económicos, sociales y ambientales más sostenibles. Apostarle a la diversidad es apostarle a la creatividad, a la innovación, a la resiliencia estratégica y a la autenticidad para hacer las cosas diferentes en un sector tradicionalmente conservador; y esta apuesta fomenta oportunidades inigualables para el crecimiento y fortalecimiento de las empresas mineras.” afirmó Daniela Vergel, socia de CMS Rodríguez-Azuero.

De acuerdo con el reporte denominado Women and the Mine of the Future Global Report elaborado por Intergovernmental Forum on Mining, Minerals, Metals and Sustainable Development, IGF (2023), la participación femenina en Colombia para la minería de gran escala es del 11%. Este comportamiento no es exclusivo de Colombia, sino que se refleja en otros países con una actividad minera importante. En la gran minería el porcentaje de participación femenina no sobrepasa el 13% en casi ningún país. Este reporte indica que el 60% de las mujeres que participan en minería tiene un nivel de educación básica y menos que básica, y poco menos del 25% de las mujeres cuentan con estudios avanzados. Las mujeres que más participan en el sector de la minería están entre los 35 a 44 años, seguido de mujeres entre 25 a 34.

El Instituto Women in Mining ha resaltado que las medidas que se toman para impulsar la participación femenina ayudan a los procesos de transparencia y rendición de cuentas en todos los niveles productivos, a crear asociaciones más integradoras con las comunidades locales y a la corrección de situaciones de vulnerabilidad.

Las mejores prácticas para atraer y retener a mujeres en trabajos mineros se hace a través de flexibilidad laboral para equilibrar el tiempo de trabajo con los compromisos familiares; políticas de remuneración por criterios objetivos que ayudan a disminuir la disparidad salarial, desde los cargos directivos hasta los operativos; desarrollo de competencias, educación y formación de las mujeres para la minería, para ello es indispensable lograr alianza entre el Estado, la academia y la industria minera; e incentivar programas de prevención de acoso y violencia por razón de género, así como el establecimiento de programas para la protección de la maternidad.

La adopción de políticas de diversidad e inclusión por parte de las empresas son indispensables para lograrlo. En los últimos años, la industria minera ha entendido la importancia de adoptar criterios ASG – Ambiente, Social y Gobernanza – los cuales constituyen indicadores no financieros que le dan valor o no a una compañía. Bajo este marco, cada vez existen más estándares que evalúan el estado de cumplimiento de estos criterios, como lo son la diversidad e inclusión al interior de una organización.” concluyó Daniela Vergel.

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