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Basta mirar con detenimiento el mapa de Europa del Este para tratar de entender lo que pasa en Rusia, después de la Crisis de la Wagner.

🌐 ASTROLABIO # 218 - VIERNES, 18 DE AGOSTO DEL 2023

 

1- Tal parece que Putin ya ha logrado el 80 % de sus objetivos en Ucrania.

2- Solo le restaría avanzar sobre Odesa para conectar con su exclave de Transnistria y luego controlar directa o indirectamente a Moldavia, un país frágil e indefenso que, inexplicablemente, no hace parte de la OTAN.

3- Es por eso que, en el fondo, le ha venido muy bien la ‘Crisis de la Wagner’.

4- Está claro que ha ha sido una crisis de alta tensión, pero le ha servido para identificar y sancionar a enemigos internos, hacer ajustes organizacionales, depurar los cuadros burocráticos, mejorar la coordinación interagencial y perfeccionar la interoperabilidad con sus aliados.

5- Gracias a la crisis, ahora tiene en territorio de Bielorrusia -Estado vecino y su mejor aliado-, a los 25 mil paramilitares que lo desafiaron pero que ya corrigieron su conducta, se reinsertaron y volvieron a jurar lealtad al Kremlin.

6- Aunque parezca contradictorio, Putin no castigó a Y. Prigozhin, protagonista de la conmoción y, por el contrario, lo mantuvo a cargo de esas tropas, renovando su amistad de vieja data.

7- Por supuesto, a ese ejército mercenario hay que asignarle nuevas tareas.

8- Bielorrusia limita con Polonia, Letonia y Lituania, países que son miembros de la OTAN y que, por tanto, constituyen una amenaza para el Kremlin.

9- Así que mientras el ejército estatal ruso se consagra a mantener las posiciones alcanzadas en Ucrania y a llegar a Transnistria-Moldavia, vía Odesa, los mercenarios de Putin podrían empezar a avanzar de manera “no oficial” sobre aquellos países bálticos.

10- Fue de ese modo híbrido como Putin empezó a penetrar Crimea en el 2014 ; y hoy, Crimea está anexada, haciendo parte del imperio Ruso.

11- Por supuesto, Rusia no buscaría repetir el mismo esquema, entre otras razones, porque la OTAN se lo impediría.  

Pero lo que sí podría hacer es crear, con esas tropas, un colchón de seguridad transfronterizo para debilitar al adversario, someterlo a estrés permanente, y alejar un poco la amenaza.  

Al fin y al cabo, la mentalidad imperialista rusa no puede quedar atrapada por los efectos de la Crisis.

12- En resumen, Putin tendrá que mejorar su seguridad en el vecindario, seguir expandiéndose y, lo más importante de todo, tendrá que repotenciar entre sus propios ciudadanos ese liderazgo carismático y mesiánico que lo ha caracterizado desde hace más de 20 años.

13- Esa es la lógica de todo expansionismo imperialista y autocrático para la que Occidente debe estar preparado.  

Ignorarla solo puede conducir a un nuevo ‘24-F’, es decir, a una sorpresa anunciada como la del 24 de febrero del 2022, cuando el Kremlin decidió avanzar sobre el Donbás.

 

vicentetorrijos.com