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Debilite la cultura del secreto y el silencio en el hogar.

La mejor forma de proteger a nuestros jóvenes es brindándoles una familia que los ame, los valore, los escuche y los respete como seres humanos dignos y trascendentales. Esto se logra cuando los padres no confían la realización de su tarea en aquellas conductas aprendidas de sus progenitores, o del entorno donde fueron criados, sin someterlas a un juicioso raciocinio y, sobre todo, a la verdad de Dios.

Si los padres persistimos en ello, hace que muchas de estas acciones no sean ecuánimes, racionales y justas. Muchas veces no nos dan resultado y no nos atrevemos a cambiarlas, tenemos miedo, o es nuestro orgullo y sencillamente, no sabemos cómo hacerlo.

Lo que ha llevado a muchos padres a ser “buenos”; es decir, padres con buenas intenciones, es porque concibieron que intentan tener una conciencia tranquila, considerando haber dado lo mejor a sus hijos, hasta que se ven enfrentados con alguna situación que se sale de sus manos, y se preguntan: ­ ¿A qué horas paso esto?

Hoy podemos dejar de ser sencillamente “padres buenos” y transformarnos en padres excelentes. Estos son los que ya no siguen confiando en los viejos métodos, en lo que les dice la gente o en lo que les dicta el corazón. Son los que reconocen que necesitan un cambio y se acercan al Padre por excelencia para aprender de Él.

Los padres excelentes toman las verdades de Dios, las imprimen en su corazón y permiten que estas conduzcan sus acciones; de tal manera que se convierta en hábitos saludables que vayan desalojando de nuestra vida y de la vida familiar, aquellos hábitos nocivos que, sin quererlo, terminan afectando la vida de nuestros hijos. Siendo esta la manera en la que los condicionamos al fracaso, o terminamos dejándolos a merced del ambiente y de las circunstancias.

Veamos ahora cuales son aquellos hábitos que van a convertirnos en padres excelentes

  1. Proporcione una buena comunicación en el ambiente familiar.  Esto implica que el hijo pueda expresar sus inquietudes y temores y ser escuchado con atención y respeto, recibiendo la orientación adecuada.  Debilite la cultura del secreto y el silencio de su hogar de esta forma. 
  2. Fortalezca la autoestima de sus hijos, cuando esta es muy baja, los convierte en presas fáciles de quien les brinde un poco de amor, tiempo y escucha. 
  3. Desarrolle el habito de elogiarlos. Invierta más tiempo y esfuerzo en destacar sus logros y en recordarle lo orgullosos que se sienten de ellos.

La tarea de ser padres conlleva un privilegio y una responsabilidad que nos llevará actuar prudentemente, preparándonos adecuadamente para no improvisar, y no fallar en el único examen que no podemos perder.

Esto quiere decir que a los padres nos resulta muy difícil transmitir o enseñar lo que no vivimos, por eso debemos prestar atención, escuchar y no promover los secretos entre nosotros; así estaremos asegurando la felicidad de nuestros hijos y el bienestar de nuestras familias.

Les recomendamos desde casados y aun felices, el Libro Teoterapia para Padres de la tienda Publimundo.

Y estar atentos en sus sedes de la ICT del Evento de la Familia 2022 Mi Familia, mi Equipo

Escrito por: Juan Carlos Gaviria y Yolanda Salazar.