La mejor forma de proteger a nuestros jóvenes es brindándoles una familia que los ame, los valore, los escuche y los respete como seres humanos dignos y trascendentales. Esto se logra cuando los padres no confían la realización de su tarea en aquellas conductas aprendidas de sus progenitores, o del entorno donde fueron criados, sin someterlas a un juicioso raciocinio y, sobre todo, a la verdad de Dios.
Si los padres persistimos en ello, hace que muchas de estas acciones no sean ecuánimes, racionales y justas. Muchas veces no nos dan resultado y no nos atrevemos a cambiarlas, tenemos miedo, o es nuestro orgullo y sencillamente, no sabemos cómo hacerlo.
Lo que ha llevado a muchos padres a ser “buenos”; es decir, padres con buenas intenciones, es porque concibieron que intentan tener una conciencia tranquila, considerando haber dado lo mejor a sus hijos, hasta que se ven enfrentados con alguna situación que se sale de sus manos, y se preguntan: ¿A qué horas paso esto?
Hoy podemos dejar de ser sencillamente “padres buenos” y transformarnos en padres excelentes. Estos son los que ya no siguen confiando en los viejos métodos, en lo que les dice la gente o en lo que les dicta el corazón. Son los que reconocen que necesitan un cambio y se acercan al Padre por excelencia para aprender de Él.
Los padres excelentes toman las verdades de Dios, las imprimen en su corazón y permiten que estas conduzcan sus acciones; de tal manera que se convierta en hábitos saludables que vayan desalojando de nuestra vida y de la vida familiar, aquellos hábitos nocivos que, sin quererlo, terminan afectando la vida de nuestros hijos. Siendo esta la manera en la que los condicionamos al fracaso, o terminamos dejándolos a merced del ambiente y de las circunstancias.
Veamos ahora cuales son aquellos hábitos que van a convertirnos en padres excelentes
La tarea de ser padres conlleva un privilegio y una responsabilidad que nos llevará actuar prudentemente, preparándonos adecuadamente para no improvisar, y no fallar en el único examen que no podemos perder.
Esto quiere decir que a los padres nos resulta muy difícil transmitir o enseñar lo que no vivimos, por eso debemos prestar atención, escuchar y no promover los secretos entre nosotros; así estaremos asegurando la felicidad de nuestros hijos y el bienestar de nuestras familias.
Les recomendamos desde casados y aun felices, el Libro Teoterapia para Padres de la tienda Publimundo.
Y estar atentos en sus sedes de la ICT del Evento de la Familia 2022 Mi Familia, mi Equipo
Escrito por: Juan Carlos Gaviria y Yolanda Salazar.