UNESCO se consagró a la tarea y llegó a las entrañas de lo que ilusiona a quienes estarán controlando el mundo en el 2050.
Lo primero que podría pensarse es que toda esa gente, proveniente de tantos lados, aspira a cosas completamente distintas.
Pero, no ; por el contrario, casi todos buscan lo mismo : solucionar los que identifican como macroproblemas globales, esto es, la pobreza, la guerra, y la crisis climática.
Eternas preocupaciones, podría decirse ; pero ahora abordadas con enfoques bien distintos.
Es por eso que, para lograrlo, confían en la investigación, la tecnología y la innovación, una mezcla tan explosiva como esperanzadora.
Siendo prácticos, estiman que, para lograrlo, lo más productivo puede ser dedicarse a las ingenierías y a las ciencias sociales.
Y no solo para mejorar sus perspectivas laborales, algo muy común hasta hace poco.
También, y sobre todo, para adquirir y generar conocimiento, una especie de toma de conciencia frente a la complejidad del sistema.
No en vano, ellos están poniendo su confianza en que esa educación será cada vez más accesible y promotora de desarrollo y equidad.
Precisamente, gracias a esa profundidad reflexiva es que UNESCO enfila baterías para promover la formación fundada en herramientas que combinen los servicios de apoyo con el diseño pedagógico y la expansión de los programas de tutoría.
En resumen, unos modelos comunitarios de soporte y de alta sensibilidad para transformar el entorno y la realidad mediante soluciones concretas, sin navegar en lo abstracto ni en las simples divagaciones.
Básicamente, una educación ‘facilitadora’, es decir, resuelta a entrelazar heurística y complejidad sociológica mediante claves de interpretación y tratamiento de cuestiones de fondo.
Entonces, de eso es que se trata : interpretación y tratamiento. Desenmascarar, redefinir, redescubrir.
vicentetorrijos.com