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Dejando atrás el pasado

Traer los recuerdos del pasado no va a traer cambios, así como tampoco evitará que vuelvan a suceder, de hecho, el recordar las malas decisiones no nos va a recuperar el tiempo, la dignidad o el amor perdido; realmente, vivir en el pasado solo nos lleva a desperdiciar el presente. 

Muchos viven aferrados a las experiencias del pasado, ya sea añorando un tiempo que aparentemente fue mejor o aniquilados por el temor de volver a fracasar en lo que un día significó un traspiés, una caída o un sin sabor.  Dios nos lleva por el contrario a ver el presente como la más grande oportunidad para volver a comenzar y para disfrutar calidad de vida. 

Todos necesitamos experimentar sanidad de las heridas del pasado, porque es la única manera que tenemos para ser felices.  Pero para ello tenemos: 

1.      No vivir en el pasado 

Isaías 43:18-20 

El manual de vida nos invita a olvidar, es decir, tomar la decisión de no traer a memoria situaciones que solo nos quitan el gozo. Dios reserva un nuevo comienzo, para aquellos que deciden dejar el pasado en sus manos y más bien colocar nuestra esperanza en Él. Solo Él puede desafiarnos a nuevas metas, objetivos y grandes desafíos para que seamos emprendedores de nuestra propia vida. 

2.      Dejar atrás los recuerdos 

Filipenses 3:13 

Si queremos realmente que nuestra vida sea distinta, lo primero que debemos hacer es olvidar lo que queda atrás como nos enseña el manual de vida, proyectándonos mejor en aquello que falta realizar.  Es indispensable aprender de las experiencias pasadas, pero nunca debemos traerla al presente, porque eso es cómo manejar en una vía rápida mirando por el espejo retrovisor, lo más seguro es que nos vamos a estrellar o le haremos daño a alguien. 

3.      Perdonarse a sí mismo 

Juan 11:25-26 

Frente a una experiencia desoladora, lo mejor que podemos hacer, es aprender de esa situación y seguir adelante.  Dios nos motiva a que le miremos a Él, solo Jesús nos proporciona la valentía, la fuerza, el perdón y el amor que caracteriza su preciosa y excelente vida. 

Por tanto, comprometámonos con Dios, con nosotros mismos a levantarnos para experimentar sanidad del pasado, porque es la única manera de aprovechar al máximo nuestro presente.  Comprometámonos con la sanidad de nuestro corazón, para lograr cambios reales en nosotros. 

Escrito por: Juan Carlos Gaviria  y Yolanda Salazar