Pero aceptar a un candidato requiere el voto afirmativo de todos los miembros.
Turquía no puede permitir el ingreso de Suecia y Finlandia porque han apoyado a kurdos militantes de grupos a los que Ankara considera como terroristas.
Pero, más allá de eso, los turcos quieren agregarle valor al voto y aspiran a negociar con EEUU la compra de aviones F-16.
También le solicitarán a la Unión Europea que de una vez por todas les admita, y que valoren su esmerada mediación entre rusos y ucranianos.
En conclusión, la verdadera razón de ser de la OTAN está siendo puesta a prueba.
Es el momento de comprobar si la unidad occidental no es tan solo un sofisma de consolación.
Occidente no puede vencer sin Turquía.
Pero tiene que asumirlo. Y no solo proclamarlo.
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