¿Mártir o criminal?
El sacerdote Óscar Albeiro Ortiz, señalado por liderar un grupo paramilitar en el corregimiento de San Antonio de Prado, falleció en Bogotá. Su muerte ha reavivado el debate sobre la infiltración de grupos armados ilegales en la Iglesia y la dualidad de su figura como líder comunitario y jefe criminal.
Ortiz fue sentenciado a 19 años de prisión en 2016 por delitos como homicidio y desplazamiento forzado. A pesar de estos cargos, muchos habitantes de la zona lo consideraban un líder comunitario. Sin embargo, las investigaciones judiciales revelaron que operaba al servicio de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Según la Corte Suprema de Justicia, Ortiz “actuó como un jefe criminal que se creyó impune por vestir la sotana”.
El sacerdote fue denunciado por el exalcalde Alonso Salazar Jaramillo por apoyar a los desmovilizados de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, quienes sembraron terror en San Antonio de Prado entre 2003 y 2010. En 2012, los habitantes de su comunidad realizaron una marcha en su apoyo, evidenciando la relación que mantenía con la población.
En agosto de 2013, la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín revocó la sentencia absolutoria y lo condenó a 19 años de cárcel por liderar la organización criminal. Posteriormente, las autoridades lo capturaron de nuevo en una casa de La Virginia, Risaralda, en enero de 2014. Este evento marcó un punto crucial en la historia judicial de Ortiz, quien fuera objeto de un riguroso proceso judicial.
Tras conocerse la noticia de su muerte, los habitantes del sector recordaron que Ortiz levantó el templo realizando bazares, bingos, fiestas y otros eventos en los que recogía fondos con la comunidad. También recordaron las misas que oficiaba, aun cuando la iglesia no se había terminado, e incluso se le atribuyen dones sanadores y milagrosos. La figura de Ortiz continúa siendo objeto de debate: ¿mártir o criminal?
Juan Joya