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SpaceX se encargará de desorbitar la Estación Espacial Internacional: un contrato por US$843 millones

La compañía SpaceX, propiedad de Elon Musk, ha sido seleccionada por la NASA para llevar a cabo la compleja tarea de desorbitar y destruir la Estación Espacial Internacional (EEI) al final de su vida útil. Este contrato, valorado en US$843 millones, fue anunciado este miércoles, marcando un nuevo hito en la colaboración entre la agencia espacial estadounidense y la empresa privada con sede en California.

SpaceX construirá un vehículo especialmente diseñado para empujar la plataforma de 430 toneladas, que ha estado orbitando la Tierra desde 1998, hacia el océano Pacífico a principios de la próxima década. Los primeros elementos de la EEI fueron lanzados al espacio hace 26 años, y desde el 2000 ha albergado tripulaciones humanas que han llevado a cabo miles de experimentos científicos, investigando desde el proceso de envejecimiento hasta la creación de nuevos materiales.

A pesar de que los ingenieros afirman que la estructura del laboratorio sigue siendo sólida, se requiere un plan para su eventual eliminación. Sin una intervención adecuada, la plataforma podría caer a la Tierra de forma incontrolada, representando un riesgo considerable para la población mundial. “Escoger un vehículo de desórbita para la Estación Espacial Internacional ayudará a la NASA y a sus socios internacionales a garantizar una transición segura y responsable en la órbita terrestre baja al final de las operaciones de la estación”, declaró Ken Bowersox, director de operaciones espaciales de la NASA, en un comunicado.

La EEI es un proyecto liderado por Estados Unidos y Rusia, con apoyo de Europa, Canadá y Japón. Los países occidentales han acordado financiar la estación hasta 2030, mientras que Rusia continuará su participación al menos hasta 2028. La NASA había explorado varias opciones para la eliminación de la EEI, incluyendo desarmarla y reutilizar sus componentes en una nueva plataforma o cederla a una empresa comercial para su explotación. Sin embargo, estas soluciones presentan complicaciones tanto en términos de complejidad como de coste, además de implicaciones legales sobre la propiedad.

Los detalles del diseño del “remolcador” que utilizará SpaceX no han sido divulgados, pero se sabe que necesitará un impulso considerable para guiar a la EEI de manera segura hacia la atmósfera en el lugar y el momento adecuados. La gran masa y tamaño de la estación, comparable a un campo de fútbol, significan que algunas estructuras y componentes sobrevivirán al calor de la reentrada y caerán a la Tierra.

El plan es permitir que la órbita de la EEI vaya descendiendo de forma natural a lo largo del tiempo. Una vez retirada la última tripulación, el remolcador ejecutará la maniobra final para abandonar la órbita. Los restos espaciales se dirigirán hacia el Polo de Inaccesibilidad del Pacífico, también conocido como Punto Nemo, un lugar remoto a más de 2.500 km de la masa terrestre más cercana.

La NASA confía en que varios consorcios privados lancen estaciones espaciales comerciales para cuando la EEI deje de estar operativa. Las agencias espaciales ya están enfocadas en el próximo gran proyecto: la construcción de una plataforma llamada Gateway, que orbitará la Luna, marcando el siguiente paso en la exploración espacial.

Sala Digital Colmundo