El manual de vida nos representa la carrera de la vida como una maratón. Existen carreras de corta distancia cuyo objetivo es correr lo más rápido que se pueda un trayecto corto entre los 60 y 400 metros. Pero existen otras carreras de larga distancia, que van desde los 300 metros a los 42 kilómetros, esta última es la que se conoce con el nombre de maratón.
El Apóstol Pablo se refiere a una carrera a larga distancia que requiere esfuerzo sostenido para llegar a la meta. Pero a veces en vez de estar corriendo una maratón, estamos corriendo una carrera de distancia corta y salimos a darla toda durante un mes; tratamos, y al no ver resultados abandonamos la carrera.
Veamos sus sabios consejos para correr la maratón de nuestras familias:
1 “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”.
2 “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios”.
3 “Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo”.
Hebreos 12:1-3
La expresión “corramos” quiere decir, “vamos juntos”. El ir juntos no es para competir, sino para ayudarnos, para animarnos los unos a los otros, para hacer relevos cuando nuestras fuerzas no nos dan más. No podemos quedarnos solos en el reto de mantener a nuestras familias.
A la hora de hacer parte de la carrera de la familia es importante responderse: ¿Quiénes son nuestros compañeros? ¿Con quién hacemos equipo usted? La respuesta seguramente la puede identificar a continuación:
a. Con el esposo: trabaje en aprender a hacer relevos sanos con su pareja, en involucrar al padre de manera activa en la crianza de sus hijos.
b. Con la familia extendida: miembros que usted debe considere clave en el proceso. Sobre todo, sino tiene el apoyo de su pareja.
c. Con su familia espiritual: Involúcrese usted y sus hijos en un proceso pastoral para ser guiados en los retos que cada uno enfrente.
En la antigua Grecia los corredores corrían desnudos para evitar peso innecesario. Hoy, los corredores usan ropa muy ligera y deben por supuesto mantener un peso adecuado porque todo exceso de peso les impedirá moverse libremente y ser más efectivos.
Pensemos lo que nos está quitando impacto en nuestra “carrera”: situaciones, amistades, hobbies, patrones de vida, tradiciones familiares, desorden de la agenda, negación a aprender, exceso de trabajo, entre otras cosas.
Es necesario quitar de los corazones aquellas situaciones de la vida personal, familiar, financiera o social, que no nos permite avanzar, pues solo así podremos correr libres y sin obstáculos para avanzar.
Corramos con paciencia, pues esta carrera exige paciencia. La impaciencia puede tener un costo muy alto en la vida familiar. A veces los padres se desesperan; pero ser humano necesita mucho más de dos semanas para cambiar hábitos, formas de pensar, de sentir, de actuar. A veces tiramos la toalla muy rápido, pero el manual de vida dice que los que perseveran son los que alcanzan las promesas.
Muchos podemos estar agotados del camino, con ganas de no seguir luchando. Pero hoy Dios nos está invitando a renovar nuestras fuerzas en Él, a que no abandonemos la carrera, porque mientras nos de vida nos dará fuerza para correr la carrera de la vida.
No olviden nos vamos para Israel 27 de diciembre al 8 de enero llámenos al 311 364 50 93.
Escrito por Juan Carlos Gaviria y Yolanda Salazar