La violencia intrafamiliar sigue siendo una preocupante realidad en Bogotá, afectando de manera desproporcionada a las mujeres. Un estudio del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG) de la Secretaría Distrital de la Mujer revela que existen factores estructurales que aumentan la vulnerabilidad de las mujeres en sus propios hogares, pero también identifica elementos que pueden mitigar este riesgo.
Para analizar este fenómeno, la investigación del OMEG se basó en datos de la Encuesta Multipropósito de Bogotá y en los delitos de alto impacto registrados en el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (SIEDCO). A partir de estos datos, se identificaron patrones de riesgo y protección frente a la violencia intrafamiliar, permitiendo conocer no solo cuántas mujeres han sido afectadas, sino también las condiciones que perpetúan esta problemática en la ciudad.
A pesar de los avances en políticas públicas, la violencia intrafamiliar sigue siendo una realidad silenciada para muchas mujeres. La diferencia entre los casos denunciados y los que realmente ocurren es alarmante: según el OMEG, mientras que entre 2020 y 2021 se reportaron 53.000 denuncias de violencia intrafamiliar contra mujeres en Bogotá, la medición de la Línea Base de la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género estimó que la cifra real ascendía a 404.000 casos, lo que indica que más de 350.000 episodios nunca llegaron a instancias oficiales.
Factores que influyen en la violencia intrafamiliar
Uno de los hallazgos más significativos del estudio es el impacto de la independencia económica en la reducción de la violencia intrafamiliar. Según los datos analizados, las mujeres con empleo formal tienen menor probabilidad de ser víctimas de agresiones en comparación con aquellas que trabajan en la informalidad o dependen financieramente de su pareja. La crisis económica derivada de la pandemia del COVID-19 agravó esta situación, ya que muchas mujeres perdieron sus empleos y quedaron en una posición de mayor vulnerabilidad.
Asimismo, la educación superior se presenta como un factor protector. Las mujeres con acceso a estudios universitarios tienen mayores oportunidades de construir redes de apoyo y lograr autonomía financiera, lo que contribuye a disminuir el riesgo de violencia. Sin embargo, las barreras para acceder a la educación siguen siendo una realidad, especialmente debido a la carga de los trabajos de cuidado no remunerado, que obliga a muchas mujeres a abandonar sus estudios.
Las condiciones de vivienda también influyen en la violencia intrafamiliar. La precariedad habitacional, como vivir en arriendo o en espacios reducidos, puede aumentar los conflictos dentro del hogar. En contraste, las mujeres propietarias de vivienda presentan menor riesgo de ser víctimas de violencia, ya que la estabilidad habitacional se traduce en mayor autonomía y menor dependencia económica.
Importancia del acceso a la salud y redes de apoyo
El acceso a servicios de salud mental es otro factor determinante. Las mujeres que han recibido atención psicológica o psiquiátrica reportan menores niveles de violencia intrafamiliar. No obstante, la cobertura en salud mental en Bogotá sigue siendo insuficiente, dejando a muchas mujeres sin herramientas para afrontar la violencia que padecen.
El estudio también subraya la relevancia de las redes de apoyo. Contar con familiares, amigas o compañeras de trabajo que brinden respaldo puede marcar la diferencia para que una mujer busque ayuda y logre salir de un entorno violento. En este sentido, fortalecer los espacios comunitarios y los programas de acompañamiento resulta clave para la prevención y atención de la violencia intrafamiliar.
Los hallazgos de esta investigación refuerzan la importancia de la Estrategia Mujeres, en su componente de fortalecimiento de la autonomía económica femenina, entendida no solo como la capacidad de generar ingresos propios, sino también como el acceso y uso autónomo de bienes muebles e inmuebles, así como la posibilidad de acceder a productos financieros como créditos educativos y de vivienda.
Para conocer el informe completo, puede ingresar al portal web de la Secretaría de la Mujer.
Paola Martínez Burgos