La inmunización es el proceso por el que un individuo se hace resistente a una enfermedad, ya sea por el contacto con ciertos agentes etiológicos o mediante la administración de una vacuna que estimula el sistema inmunitario del cuerpo para protegerlo contra infecciones o enfermedades. En el caso específico de los bebés, al no contar con un sistema inmunitario completamente desarrollado al nacer, presentan un mayor riesgo de contraer infecciones graves.
Durante los primeros meses de vida, los recién nacidos dependen principalmente de los anticuerpos maternos transferidos a través de la placenta en las últimas semanas del embarazo. Estos anticuerpos brindan protección durante aproximadamente 2 meses, luego desaparecen y el bebé comienza a generar los suyos de forma activa. No obstante, entre los 2 y 6 meses de edad, el bebé puede experimentar un período de alta susceptibilidad a infecciones debido a una transitoria hipogammaglobulinemia infantil, mientras su sistema inmunológico completa su maduración.
La inmunización materna se da a través de tres vías principales: el paso de anticuerpos transplacentarios, que mediante la vacunación fortalece la protección madre/neonato al transferir anticuerpos específicos generados por la madre durante la vacunación; el fenómeno de microquimerismo, donde las células inmunes maternas viajan al feto a través de la placenta para instruir al sistema inmunológico fetal en desarrollo; y la transferencia de anticuerpos mediante la lactancia, proporcionando anticuerpos a través de la leche materna que recubren la mucosa del bebé, extendiendo así la protección más allá de los primeros meses de vida.
El objetivo de la inmunización maternal es la protección específica del recién nacido frente a patógenos de alta susceptibilidad en los primeros meses de vida. Los anticuerpos maternos inducidos por las vacunas aportan una protección pasiva al feto y al recién nacido frente a enfermedades prevenibles, en particular durante el periodo crítico que representa los primeros meses de vida, cuando el bebé todavía no dispone de la capacidad de responder a las vacunas.
La inmunización maternal es una estrategia de Salud Pública altamente eficiente para proteger a la madre, el feto y el lactante de determinadas infecciones y son una de las herramientas preventivas más eficaces disponibles hoy en día para reducir también sus complicaciones y secuelas.
La recomendación de vacunación de una ginecoobstetra u otro profesional de salud es una de las influencias más fuertes para la aceptación por parte de las mujeres en las diferentes etapas de la vida por lo que los equipos de salud tienen una gran responsabilidad en lo que refiere a la escucha, el acompañamiento y la guía para promover la vacunación y asegurar la aceptación de estas medidas preventivas.
Recomendaciones adicionales
– Recibir las vacunas recomendadas antes o durante el embarazo para proteger tanto a la madre como a su bebé.
– Las madres pueden brindarle protección indirecta a su bebé asegurándose de que todas las personas a su alrededor estén al día con las vacunas, ayudando no solo a su propia salud, sino también a crear un “capullo” ambiente protegido contra las enfermedades para el bebé durante los primeros meses de vida.
– Leer y seguir las recomendaciones que dé el médico acerca de las vacunas para informarse sobre los efectos secundarios que podría presentar.Paola Martínez Burgos
Fuente: Pfizer
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