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Una semana después de la reprimenda de Trump a Zelenski, la suerte de Ucrania puede verse de manera más simple que nunca.

🌐 ASTROLABIO  # 299 - VIERNES, 7 DE MARZO DEL 2025

 

Una semana después de la reprimenda de Trump a Zelenski, la suerte de Ucrania puede verse se manera más simple que nunca.

Primero que todo, Zelenski estará compelido a aceptar un cese el fuego con Putin.  

Luego, tendrá que pedir una nueva cita en la Casa Blanca para suscribir el acuerdo sobre minerales que no alcanzó a firmar el 28.

Tercero, con este pago de la deuda, tendría asegurado un mecanismo de defensa pues Moscú no querrá afectar la presencia norteamericana en las minas.

Cuarto, se verá impelido a lograr un acuerdo con los países europeos ( pero no con la OTAN ) para que envíen contingentes de mantenimiento de paz a su territorio.

Esto forzará a los propios europeos a asumir, de una vez por todas, su propia responsabilidad para garantizarse la seguridad y la defensa, liberando así a Washington de seguir asumiendo costos que no le corresponden.

Asimismo, tendrá que buscar el modo de pagarles a los mismos europeos la deuda adquirida, aunque se supone que debería ser condonada por cuanto, físicamente, los ucranianos los han puesto a salvo del expansionismo ruso ( por ahora ).

En concordancia, no tendrá más opción que admitir que su ingreso a la Alianza Atlántica es imposible puesto que los Estados Unidos no entrarán en guerra con Rusia, poniendo así en riesgo a Miami o Nueva York, tan solo por defender a Kiev.

Octavo, Zelenski tendría que hacer conscientes a esos mismos socios para que le den acceso inmediato a la Unión Europea con el fin de gozar de la llamada Cláusula de Seguridad, una especie de plataforma colectiva de defensa.

Acceso que, por cierto, les trasladaría a ellos, a los europeos, la corresponsabilidad geoestratégica y los emplazará, por fin, a responder si, dado el caso ( v.g. un avance de Putin hacia Odessa - Transnistria - Moldavia ), estarían realmente dispuestos a entrar en guerra con el Kremlin, poniendo así en peligro a Madrid, Londres, o París, por defender a Kiev.

Noveno, Zelenski también tendrá que animar a sus vecinos de Europa a que refuercen la OTAN invirtiendo en defensa por lo menos el 5 % del PIB, tal como se los está pidiendo Trump pues, por lo pronto, la capacidad militar europea deja mucho que desear y nunca se sabe si tendrán que volver a recurrir -como en la Primera Guerra, la Segunda, y la Guerra Fría- a la fuerza decisiva de Washington.

Y, décimo, tendría que exhibir una gratitud sin ambages hacia la Casa Blanca para que, por ejemplo, a Elon Musk no se le ocurra suspenderle los servicios satelitales de Starlink sin los cuales repeler a los rusos podría resultar muy agobiante, si no imposible.

Para no ir muy lejos, basta recordar lo que sucedió en los ochenta cuando Washington respaldó a Londres, y no a Buenos Aires, durante la Guerra de las Malvinas.

Episodio que, por cierto, no debería ser recordado solo por Zelenski sino, principalmente, por Starmer, el primer ministro del Reino Unido, a quien mucho le convendría hoy mantener intactos aquellos vínculos transatlánticos de seguridad.

En definitiva, y como se recordará, Trump cerró el histórico episodio de la Casa Blanca sosteniendo que « Zelenski puede regresar cuando esté preparado para la paz », pero, tal vez, esto no haya pasado de ser un gesto de simple cortesía.

 

vicentetorrijos.com