¿Quieres correr para ganar? ¿Quieres llegar a la meta? ¿Quieres triunfar en la vida?
Entonces debes despojarte de todas las cargas y de todos los pesos que están limitando tu marcha hacia la metas que te has planteado.
Cuando tenemos cargas en nuestra vida, cuando vivimos con situaciones no resueltas, un peso muy fuerte cae sobre nuestros hombros, y nuestra meta se hace cada vez más difícil y más lejana. La idea es aprender a correr en esta vida para ganar.
1 Corintios 9:26
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire
Los atletas se esmeran por tener un peso ideal. Cuanto menos peso llevan consigo, mejor será su rendimiento y desempeño durante la carrera, esto nos enseña, que mientras más cosas soltemos de nuestro corazón, más rápido y mejor vamos a vivir, me refiero a las cosas que a lo largo de la vida nos frenan, nos bloquean, nos paralizan o nos disminuyen en nuestro diario caminar.
El desafío de todo atleta es el de despojarse y liberarse de cualquier peso.
Todos nosotros, al igual que un atleta, tenemos el mismo desafío, despojarnos, ser libres para correr.
Quizás muchos de nosotros estamos llevando un peso acumulado sobre los hombros, y eso nos tendrá anclados y estancados en algunas áreas de la vida.
Cargas que no debemos llevar:
Ese peso tiene diferentes nombres, se puede llamar odio, resentimiento, dolor, enojo, envidia, celos, murmuración, incredulidad, temor o duda o quizá frustraciones que no nos han dejado avanzar.
Debemos entender entonces, que esta carrera de la vida vale la pena correrla bien y disfrutar su recorrido, que no debemos seguir cargando con ese peso que tanto daño nos está haciendo, dejémolo caer, y seamos libres para conquistar nuestras metas y nuestros sueños, de lo contrario, perderemos toda posibilidad de coronarnos campeones si seguimos viviendo arrastrando lo que no debemos cargar.
Hebreos 12:1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.