El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, avanzó con una medida radical en contra de varios grupos criminales latinoamericanos al calificarlos como organizaciones terroristas. El Departamento de Estado de EE. UU. ha decidido aplicar esta designación a una lista de agrupaciones criminales provenientes de Colombia, El Salvador, México y Venezuela. Entre los nombres destacados figuran el Clan del Golfo de Colombia, el Tren de Aragua de Venezuela, y la Mara Salvatrucha (MS-13), una organización de origen salvadoreño aunque nacida en California.
La medida, reportada por el diario New York Times el pasado jueves, es parte de un decreto presidencial firmado por Trump el 20 de enero de 2024. Este decreto busca emprender acciones más enérgicas contra los cárteles de la droga, señalados por el mandatario como una amenaza de seguridad nacional incluso mayor que la del crimen organizado tradicional.
En este contexto, el presidente Trump otorgó al secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, un plazo de dos semanas para designar como terroristas a dichos grupos. Inicialmente, la lista contempla ocho organizaciones criminales, aunque se prevé que esta cifra pueda modificarse con el tiempo.
La designación de “terroristas” no solo afecta al Clan del Golfo y al Tren de Aragua, sino que también incluye a varios cárteles mexicanos de renombre. Entre estos se encuentran el Cártel de Sinaloa, el Cártel del Noreste, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana y Cárteles Unidos. Estas organizaciones están involucradas en el tráfico de drogas y la trata de migrantes, actividades que, según fuentes del New York Times, justifican su inclusión en la lista de organizaciones terroristas.
Clan del Golfo: Un Cártel con Influencia Regional
El Clan del Golfo, conocido también como el “Ejército Gaitanista de Colombia”, es el principal cártel narcotraficante de Colombia. Esta organización surgió a partir de los restos de los grupos paramilitares de extrema derecha desmovilizados a principios de los años 2000. Fundado por los hermanos Dairo Antonio y Juan de Dios Usuga, alias “Otoniel” y “Giovanni”, el Clan del Golfo ha sido vinculado al tráfico de drogas, en especial cocaína, que es suministrada a cárteles mexicanos, los cuales la contrabandean hacia EE. UU.
Según las fuentes consultadas por el New York Times, el Clan del Golfo no solo está involucrado en el narcotráfico, sino también en el tráfico de migrantes. Su control sobre el territorio en la selva del Darién, una zona estratégica que conecta Colombia con Panamá, les permite dominar las rutas por donde migrantes atraviesan con rumbo hacia Estados Unidos.
La colaboración estrecha entre el Clan del Golfo y los cárteles mexicanos ha sido clave para el transporte de migrantes, según los informes. Estos cárteles, en su mayoría vinculados al narcotráfico, están asociados al Clan del Golfo para mover a los migrantes clandestinamente a través de México, con el fin de que lleguen a su destino final en Estados Unidos.
Impacto Global y Futuro de las Designaciones
La calificación de estos grupos como terroristas refuerza el compromiso de la administración de Donald Trump para combatir las organizaciones criminales transnacionales que operan en América Latina. Aunque esta designación marca un paso significativo en la lucha contra el crimen organizado, la medida también podría generar consecuencias políticas y diplomáticas entre los países involucrados, en particular entre EE. UU. y los gobiernos de Venezuela, México y Colombia.
De acuerdo con fuentes del Departamento de Estado, la designación de organizaciones terroristas no solo tiene implicaciones sobre la seguridad nacional de EE. UU., sino también sobre la cooperación internacional para la extradición de líderes de estas organizaciones y el bloqueo de activos financieros en suelo estadounidense.
La lucha contra el narcotráfico, el tráfico de migrantes y el crimen organizado sigue siendo una de las prioridades de la política exterior de Estados Unidos. Las designaciones de terroristas, como las adoptadas recientemente, refuerzan este enfoque, generando un debate sobre la eficacia y las repercusiones de estas medidas en los países involucrados.
En definitiva, este paso por parte de la administración Trump marca un cambio significativo en la lucha contra el crimen organizado a nivel regional, con consecuencias que podrían extenderse a largo plazo, tanto para las organizaciones designadas como para los países afectados.
Sala Digital Colmundo