Hace pocos días un joven profesional vino a consultarme debido a que se sentía derrotado, frustrado y fracasado, ya que a pesar de haberse graduado con honores de la universidad hace cinco años, no había podido encontrar un trabajo estable, ni iniciar un emprendimiento, ni establecer una relación sentimental que lo satisfaga y esto lo tiene abrumado porque no esta generando los recursos suficientes para independizarse de su familia con la cual convive; me dijo tengo 30 años y no sé qué hacer ¿usted me podría dar alguna orientación para que yo deje de ser un perdedor y me convierta en un triunfador?
Pensando en esto decidí escribir este artículo, ya que en este mundo hay muchas personas intelectualmente brillantes, talentosas y capaces que no están logrando mucho de la vida, que tienen dificultades serias para lograr sus metas y cumplir sus sueños, he llegado a la conclusión de qué no basta con ser un brillante profesional, si tenemos dificultades para establecer relaciones eficaces con los demás, ya que en el mundo competitivo en el que nos encontramos se nos ha enseñado a competir pero no a cooperar; como resultado de esto el mundo está dividido en ganadores y perdedores, en vencedores y vencidos, en victoriosos y derrotados.
En las competiciones deportivas siempre habrá ganadores y perdedores, en la vida en cambio debemos aprender a competir solo con nosotros mismos y no con los demás, porque en la vida triunfan los que cooperan, ya que el éxito se basa en la interacción con otras personas. Saber tratar con la gente es lo más complicado, pero es lo que marca la diferencia entre el que gana y el que pierde, entre los que avanzan y los que se quedan atrás; quien no sabe relacionarse tiene mermadas sus capacidades de ascender y de lograr mejores resultados en la vida.
El rey Salomón decía: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.”Eclesiastés 4:9-10
Para dejar de competir y comenzar a cooperar es necesario demostrar respeto por las opiniones ajenas y no criticar, ya que criticar pone a la otra persona a la defensiva y hará que trate de justificarse, la crítica es peligrosa porque lastima a la otra persona, daña su sentido de importancia y despierta resentimientos.
Somos seres emocionales antes que racionales, por eso lo primero que hay que ganarse en una persona es su corazón. Por medio de la crítica, aunque sea acertada, casi nunca se logran cambios duraderos y consistentes, decirle a alguien que está equivocado es un desafío y despierta su oposición lo que muy probablemente generará una discusión, recuerda que el único medio de salir ganando en una discusión es evitándola, nunca conviertas un desacuerdo en una discusión, no busques el enfrentamiento, no se trata de ganar la batalla intelectual, sino de lograr la buena voluntad y el afecto de la otra persona.
Triunfar en la vida es no traicionar por codicia, es no envidiar, no odiar, no causar dolor, no compararse, no menospreciar a nadie, es reconocer nuestros errores y corregirlos, es amar lo que uno hace, es disfrutar prestando un servicio, es ser generosos, apasionados y agradecidos, es no renunciar, no aflojar, no rendirse, es perseverar pero ante todo triunfar es cooperar y no competir.
Escrito por Jaime Dueñas
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