Por: John Didier Rodríguez

Gracias al tiempo de encierro obligado que plantea esta pandemia del Coronavirus y con él los puentes festivos, aproveché para ver uno de los estrenos de la plataforma Neflix que recrea uno los robos cinematográficos más relevantes de la historia reciente del país como el perpetrado al Banco de la República en la ciudad de Valledupar el 16 y 17 de Octubre de 1994.

Como pieza cinematográfica y serial resultó bastante interesante y entretenido pero me permitió confirmar que el ser humano tiene comportamientos que ratifican que lo que por agua viene por agua se va, lo que mal empieza, mal termina, que de lo que yo siembre, de eso recojo, y sobre todo que alejados de Dios nada podemos hacer.

Gracias a este pasaje en la Biblia, “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”, Marcos 4:22, al final de esa historia se pudo conocer no sólo cómo se cometió el robo sino quienes y en qué condiciones participaron.  Y de esa misma manera esa misma ley espiritual se aplica en todos los casos, de tal manera que ser mentiroso y deshonesto no aguanta. La verdad tarde o temprano se sabrá. Con asombro y pesar asistimos los colombianos cada día a historias donde los más distinguidos magistrados de las más altas cortes, jueces, fiscales y oficiales de los organismos de seguridad han torcido el derecho y la autoridad a cambio de grandes cantidades de dinero.

Y no aguanta ser mentiroso porque generalmente una mentira lleva a otra y tarde o temprano se pone en evidencia su delito, su falta y más cuando usted generalmente se apoya en otras personas para sustentar sus falsedades. En algún momento llega el colapso. Así de claro lo expresan las Sagradas Escrituras, “El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras perecerá”, Proverbios 19:9.

Al final de esa historia titulada como “El Robo del Siglo” tanto en la vida real como en la serie de la plataforma, ninguno de los que participaron del ilícito lograron disfrutar de los recursos obtenidos en la osada hazaña, e incluso la mayoría de ellos perdieron la vida. Dice el dicho popular que más rápido cae un mentiroso que un cojo y es cierto porque en la mayoría de los delitos se logra llegar al origen del ilícito gracias a las mentiras y evidencias que se dejan en el camino o alguno de la cadena decide decir la verdad y contar.

Y si uno se detiene a pensar y reflexionar en algunas de las historias de criminalidad más importantes del país, se dará cuenta que todas terminan con los mismos resultados y prueba de ello fue la suerte de Pablo Escobar, y otro tanto de narcotraficantes destacados en la historia del país; paramilitares como los hermanos Castaño, los políticos corruptos recientes, jefes guerrilleros como Raúl Reyes, el Mono Jojoy, Alfonso Cano, (Aunque algunos de ellos hoy gocen de libertad y buena posición), pero siempre tendrán el mismo final y de ahí la importancia que se puedan arrepentir a tiempo. 

Exactamente tal como lo dice la Palabra de Dios “si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminaré en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente”, Ezequiel 33:15-16.

El ser humano debe entender que de nada sirve tener dinero mal habido. Infortunadamente ha hecho carrera en los niños en las escuelas y colegios del país, soñar con ser como Pablo Escobar, porque quieren tener dinero de manera fácil, sin el mínimo esfuerzo.  Qué bueno que alguien les cuente que los atajos no traen nada positivo tal como lo expresa el libro del Amor, “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”, Mateo 16:26.

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, reza el dicho popular y hoy el país asiste a debates diarios sobre si fulano o perencejo es o no  todo lo que de esa persona se dice, pero sería muy bueno que más que tomar partido en la polarización y meter las manos al fuego por quien no sabemos qué hace en lo oculto, deberíamos clamar a Dios para que saque a la luz toda la verdad.

Recordemos que Dios es todopoderoso, todo lo sabe, y quizás tan solo espera que se lo pidamos para que esa verdad no demore. Muchos pecan y se burlan de las leyes y creen que el país nunca sabrá, juran que jamás serán descubiertos de lo que han hecho; pero están equivocados al desconocer que Dios no puede ser burlado. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”, Gálatas 6:7.