¿Las maniobras del gigante asiático en Taiwán son de legítima defensa o se trata de una provocación?
A través de un comunicado emitido este lunes, el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) de Taiwán alertó sobre una significativa actividad militar china en las inmediaciones de la isla. Desde las 06:40 horas del lunes, se detectaron 26 aeronaves chinas, entre ellas cazas de combate J-10, aviones de alerta temprana KJ-500 y drones, efectuando operaciones sobre el mar circundante. De las aeronaves, 20 cruzaron la línea media del estrecho de Taiwán e ingresaron en diversas regiones de la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Taiwán, abarcando las zonas norte, centro, suroeste y este. Estas maniobras formaron parte de “patrullas conjuntas de preparación para el combate” coordinadas con buques de la Armada china, según puntualizó el documento.
Como respuesta, las Fuerzas Armadas taiwanesas tomaron medidas inmediatas para monitorear la situación. Implementaron métodos conjuntos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y desplegaron aviones, buques y sistemas de misiles costeros para responder adecuadamente. El MDN subrayó que la situación está siendo observada rigurosamente para garantizar su soberanía.
El aumento en las tensiones ocurre tras uno de los discursos más contundentes del vicepresidente de Taiwán, William Lai, el pasado 13 de marzo. Durante su intervención, Lai catalogó a China como una “fuerza extranjera hostil”, argumentando que las acciones de Pekín cumplen con los criterios establecidos en la Ley Antiinfiltración del país.
“Ha llegado el momento de implementar medidas preventivas adecuadas, fortalecer nuestra resiliencia democrática y nuestra seguridad nacional, y proteger nuestra valiosa forma de vida libre y democrática”, declaró Lai.
Entre las medidas anunciadas, Lai propuso la reinstauración de los tribunales militares y una estricta supervisión de las visitas de ciudadanos chinos a la isla. Estas acciones, detalló más tarde la portavoz presidencial Karen Kuo, buscan contrarrestar las amenazas crecientes del Partido Comunista chino y preservar el equilibrio en el estrecho de Taiwán.
La postura tajante de Lai fue recibida como una amenaza por parte de las autoridades chinas. Chen Binhua, portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino, advirtió el pasado jueves que Pekín no dudaría en tomar “medidas contundentes” si las “fuerzas separatistas” taiwanesas cruzaban lo que consideró como una “línea roja”.
El gigante asiático, que considera a Taiwán como parte inalienable de su territorio, ya ha intensificado su actividad militar en la región. A finales de febrero, se registró un récord de más de 40 aeronaves chinas operando cerca del espacio aéreo de la isla. Esta postura agresiva forma parte de los esfuerzos de Pekín por lograr la “reunificación nacional”, uno de los objetivos estratégicos del presidente Xi Jinping desde su llegada al poder en 2012. Si bien las autoridades chinas no descartan el uso de la fuerza, han dejado en claro su preferencia por una reunificación pacífica.
Por su parte, el Gobierno taiwanés, liderado desde 2016 por el Partido Democrático Progresista (PDP), sostiene que la isla es ya un país independiente de facto, operando bajo el nombre oficial de República de China desde 1949. El PDP defiende que el futuro de Taiwán debe ser decidido exclusivamente por sus 23 millones de habitantes, y no por presiones externas.
En este contexto de alta tensión, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos en el estrecho de Taiwán, una región que permanece como uno de los puntos más sensibles y estratégicos del panorama geopolítico actual.
Juan Joya