🌐 ASTROLABIO # 231 - VIERNES, 17 DE NOVIEMBRE DEL 2023
Mezcla de nostalgia, fatalismo y delación de misterios y secretos, también es la música de la resiliencia : las penas convertidas en ilusiones y alegrías.
Que fue, exactamente, lo que pudimos sentir hace pocos días en el Festival de Fado del Teatro Mayor, dejándonos mecer con las melodías de Cristina Branco.
Pero no solo en ese instante, sino a lo largo de múltiples veladas en las que el vinho verde se abre paso recordando ‘A Uma Princesa Distante’ :
« Jamais voltaremos a ver-nos, Entre nós dois há um mundo pelo meio. Por vezes, de noite, à janela nos detemos. Mas são outras as estrelas que vemos ... »
Fado que no se puede entender sin el piano y el contrabajo, pero, menos aún sin la guitarra portuguesa, el instrumento más hermoso del mundo.
En forma de pera, creada por Luis Cardoso Soares, sus doce cuerdas metálicas, por pares, metidas en las maderas de palo santo y abeto, vibran hasta lo más hondo de la pasión amorosa, pero también ideológica.
Que es así como fluye Cristina Branco cuando entona ‘Água e Mel’ :
« Abri meus olhos Abri meus olhos ao dia Escutei a melodia Que ao céu se eleva do pó O vinho novo Se provei o vinho novo Se amei e honrei o povo Meu Deus porque estou tão só … »
Y así, recordando las callejuelas del barrio de Chiado y Mouraria, añorando La Baixa, o el de Alfama con los estrechísimos aromas de flores y copas en su Perreirinha, se rememoran los respiros en el Funicular de Bica y se tararea algo de aquello con lo que Cristina Branco nos ilusiona en ‘Angústia’ :
« Assim fui buscando p'ra esquecer Que tudo perdi por uma mulher ; Mas quando o mar reluz, preso do encanto De novo me afundo, lavado em pranto … »
Al fin y al cabo, el origen del fado está en el latín “fatum” ( destino ) ; y ya sea con los estudiantes de las facultades de Coímbra, o los militantes de un partido, y el otro, el fado, tan nostálgico como vibrante, marcará justamente eso : el destino, en su más íntima expresión posible.
vicentetorrijos.com