La respuesta de Estados Unidos ante el ataque con drones en Jordania, que resultó en la muerte de tres miembros del Ejército estadounidense y dejó a docenas heridos el domingo, probablemente será más contundente que los ataques previos en Iraq y Siria, según funcionarios. Aunque el Pentágono y la Casa Blanca guardan cautela al no revelar planes específicos.
El presidente Joe Biden enfrenta una creciente presión para detener estos ataques, especialmente considerando que los combatientes respaldados por Irán han atacado instalaciones militares estadounidenses más de 160 veces desde octubre. Algunos legisladores republicanos sugieren un ataque directo dentro de Irán para enviar un mensaje claro, pero la prioridad actual del gobierno es responder al ataque con aviones no tripulados sin desencadenar una guerra regional.
La situación se ha hecho más compleja desde que este domingo el dron enemigo siguió al estadounidense cuando se aproximaba. Aunque no está claro si fue intencional o una coincidencia. Las autoridades estadounidenses están evaluando el origen del dron enemigo. En retrospectiva, a pesar de los ataques previos de Estados Unidos contra depósitos de armas respaldados por Irán en Iraq y Siria, no han disuadido a los combatientes, y los constantes atentados han causado heridas a más de 120 militares estadounidenses en la región desde octubre.
El teniente general retirado Mark Hertling afirmó que las muertes de miembros de las fuerzas armadas estadounidenses “ciertamente cruzaron la línea roja del presidente”, y se espera una respuesta más contundente que no se limite a un país o a un día. Aunque es poco probable que Estados Unidos ataque directamente dentro de Irán, según indican los funcionarios.
Por su parte, el Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, advirtió que el Medio Oriente enfrenta un peligro comparable al menos desde 1973, e incluso antes. Blinken sugirió que la respuesta de EE. UU. podría ser multinivel, por etapas y sostenida en el tiempo.
El gobierno de Biden evalúa la posibilidad de realizar nuevos ataques contra grupos extremistas en Iraq, Siria o ambas naciones, incluso considerando dirigirse contra la cúpula de milicias regionales. A principios de enero, Estados Unidos ya atacó a un alto cargo de Harakat al-Nujaba, organización iraní que ha atacado a fuerzas estadounidenses. Otra opción contemplada es un ciberataque ofensivo, según indican los funcionarios.
Además, un funcionario estadounidense mencionó que no revelarán detalles sobre el origen del avión no tripulado o quiénes lanzaron el ataque, con el objetivo de preservar el factor sorpresa en la respuesta de Estados Unidos. Hasta ahora, solo han señalado que Kataib Hezbollah, respaldado por Irán, aparentemente respaldó el ataque.
Mientras el gobierno iraní niega su implicación, un funcionario estadounidense sugiere que el ataque sigue el patrón de los anteriores, siendo la diferencia que impactó exitosamente un contenedor de vivienda en la base Torre 22, generando confusión y retraso en la respuesta ya que los militares aún estaban en sus camas. Además, el dron tenía un vuelo bajo y coincidió con un dron estadounidense que regresaba de misión. Sabrina Singh, subsecretaria de prensa del Pentágono, reafirma la conexión con Irán pero no puede confirmar quién lo dirigió.
Aunque Estados Unidos responsabiliza a Irán por el apoyo financiero y militar a sus grupos subsidiarios, aún no hay pruebas de que Irán haya dirigido específicamente el ataque del domingo con la intención de escalar la situación deliberadamente.
También se debe destacar que los funcionarios estadounidenses aseguran que no buscan desencadenar una guerra con Irán en este momento. John Kirby, coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, enfatizó que las acciones del presidente están diseñadas para desescalar y reducir tensiones en lugar de buscar un conflicto más amplio en el Medio Oriente.
Paola Martínez Burgos