¿Cuándo comenzarán las detenciones masivas?
A partir de este martes, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) llevará a cabo la prometida “gran redada migratoria” en todo Estados Unidos, marcando un nuevo capítulo en la guerra contra la inmigración ilegal bajo la administración de Donald Trump. Chicago, con su alto número de migrantes, se ha convertido en el punto de partida de un operativo que no solo tiene como objetivo a los indocumentados, sino que busca consolidar la política restrictiva que dominó la presidencia anterior.
En palabras de Tom Homan, actual responsable de la política migratoria, “vamos a quitarle las esposas al ICE y dejarles que arresten a extranjeros criminales”. Este mensaje, emitido durante una entrevista con Fox News, refleja el tono desafiante de la administración, buscando cumplir con una promesa clave de campaña: fortalecer la seguridad nacional y enfrentar la inmigración ilegal de manera tajante. Homan, quien fue una figura clave en la primera administración Trump, reiteró que se llevará a cabo una “gran redada” que abarcará todo el país, con Chicago como uno de los focos principales. Este tipo de intervenciones no son nuevas para el funcionario, que previamente supervisó políticas polémicas, como la separación de familias en la frontera.
La elección de Chicago como punto inicial de esta operación no es fortuita. La ciudad ha sido un refugio para más de 50,000 migrantes, muchos de los cuales fueron trasladados desde Texas, el estado fronterizo con México gobernado por los republicanos. Con entre 100 y 200 agentes de ICE en las calles de la ciudad, se prevé que las redadas se extiendan durante toda la semana. No obstante, la dimensión de la operación promete tener un alcance nacional, extendiéndose a otras áreas con grandes concentraciones de indocumentados.
Paralelamente, la situación en la frontera sur de Estados Unidos sigue siendo tensa. El refuerzo de las medidas de seguridad ha incluido la instalación de alambres de púas y bloques de concreto en puntos clave, como el puente internacional Paso del Norte/Santa Fe, que conecta Ciudad Juárez con El Paso, Texas. Este despliegue, que interrumpió brevemente el tráfico vehicular, es parte de una estrategia mayor que busca no solo frenar el paso de migrantes, sino también enviar un mensaje claro de control total.
A pesar de la justificación oficial de estos movimientos como ejercicios de seguridad ante posibles incidentes, la comunidad local ha expresado su preocupación. Comerciantes y residentes denuncian que las maniobras de seguridad se han intensificado, lo que genera incertidumbre y temor entre los migrantes y las comunidades que dependen del cruce fronterizo para su sustento diario.
Con estas nuevas medidas, Trump no solo reitera su postura dura frente a la inmigración, sino que marca un giro radical en la política migratoria de EE.UU., que podría tener repercusiones no solo a nivel local, sino también en las relaciones diplomáticas con México y otras naciones centroamericanas. Esta “redada a gran escala” promete ser uno de los eventos más polarizadores en la política interna estadounidense de los últimos años, levantando cuestionamientos sobre los derechos humanos, la seguridad y el futuro de los miles de migrantes que buscan una oportunidad en el norte.
Humberto ‘Toro’ Torres