¿ Qué es una «democracia superlativa» ? : es un sistema poderoso, preservativo, regenerativo, resiliente e inmune a la decadencia.

🌐 ASTROLABIO # 244 - VIERNES, 16 DE FEBRERO DEL 2024

Algunos colegas, como el Prf. Joseph Nye, han estado reflexionando en los últimos días sobre el declive de los EEUU.

Han concluido que la polarización producida por el nacionalismo populista de Donald Trump podría llevar a la gran potencia a una verdadera degradación si el expresidente volviese al poder.

Pero, a pesar de ser profesores, en su sesgada visión partidista ( pro demócrata ) del problema, parecen más activistas que analistas y no consiguen comprender ni transmitir el verdadero trauma integral que aflige a esa democracia superlativa que hasta ahora ha ayudado con encomio a iluminar el desarrollo de las instituciones liberales a escala global.

Dicho de otro modo, ellos han olvidado que hay un factor de decadencia igualmente preocupante pero que, a diferencia del anterior, no surtiría efecto a partir de las elecciones de noviembre sino que está sucediendo ahora mismo.

Se trata de la «senilidad ejecutiva», una noción que introducimos ahora para describir la situación en que por decrepitud, astenia, lasitud, o incluso desenfreno, un presidente ha perdido la lucidez necesaria para proteger y conducir los intereses nacionales.

Por una parte, decenas de reportes informativos muestran los preocupantes desvaríos cotidianos del presidente Biden.

Por otra, el riguroso ‘Report of the Special Counsel on the Investigation Into Unauthorized Removal, Retention, and Disclosure of Classified Documents Discovered at Locations Including the Penn Biden Center and the Delaware Private Residence of President Joseph R. Biden, Jr.’ producido por el fiscal Robert Hur deja ver las inconsistencias, incoherencias y falta de plena coordinación mental del Ejecutivo.  [ Cfr. https://www.justice.gov/storage/report-from-special-counsel-robert-k-hur-february-2024.pdf  ].

Llegados a este punto, el interrogante que anima la antedicha noción de «senilidad ejecutiva» no puede ser otro que, “ ¿ realmente, quién está tomando las decisiones en la Casa Blanca ? ”, o más delicado todavía, “ ¿ quién está gobernando a los EEUU ? ”

Tal es la desazón que semejante cuestión está generando en Norteamérica y en los aliados que procuran lo que hemos denominado «Grandeza Occidental», que un gobernador como el de Florida, el republicano Ron DeSantis -firme candidato a ser la fórmula vicepresidencial de Donald Trump- ha planteado el debate de invocar la cláusula de incapacidad de la Vigésima Quinta Enmienda de la Constitución, es decir, aquella que versa sobre cómo retirarle el poder a un presidente en funciones y aclara el orden de la sucesión presidencial. 

Pero, claro, al ser un proceso tan engorroso que, a la postre, requiere de la anuencia de dos tercios de los congresistas de ambas cámaras, este debate puede ser interesante para concientizar acerca de la gravedad del asunto pero resulta poco práctico y viable para resolverlo.

En resumen, nunca como ahora la sociedad estadounidense se había visto sometida a tener que elegir entre dos candidaturas sensiblemente disfuncionales, atípicas y desconcertantes.

Nunca como ahora esa democracia superlativa que ya definimos en el primer párrafo se había visto tan deprimida, atribulada.

Y, con todo, lo cierto es que las urnas vienen siendo el único método para dirimir tamaño entuerto, incluso más allá de lo lejos que puedan llegar las investigaciones y los jueces ( ambos candidatos están envueltos en delicados procesos ), o el Congreso mismo, mediante la citada Enmienda.

En definitiva, ante el populismo nacionalista del que hablan algunos, o la senilidad ejecutiva que planteamos en este texto, lo único cierto es que tales extremos reflejan un problema de fondo que ya pusimos de presente hace unas semanas en el programa ‘Conclusiones’, de la CNN : los Estados Unidos están enfermos de liderazgo estructural : ¿ Acaso no hay nadie más que pueda gobernarlos ? 

vicentetorrijos.com