Producto de la ambición, un hijo le rompe el corazón a su madre.

En los últimos días ha aumentado la violencia intrafamiliar contra las mujeres mayores. Los casos de violencia intrafamiliar van en aumento en Colombia: pasaron de 22.663 hechos denunciados en los primeros seis meses del 2021 a 29.448 delitos en el primer semestre del 2022. Lo más increíble, en días pasados se presentó un caso en Cartagena, donde un hijo golpeó a su madre por no haber querido vender su casa en el municipio de Turbaco.

Un joven que seguramente fue criado con todo el amor de su madre, y quién ahora por motivos de ambición y malos pasos, ha golpeado a su madre de 71 años.  ¿Por qué llegamos a actuar de manera equivocada contra las personas más cercanas que son en su gran mayoría nuestros propios padres?

La violencia vence el respeto, vence el amor y vence todos los principios cristianos que alguna vez se haya inculcado a los jóvenes.

Nosotras las mujeres cristianas tenemos un papel muy importante en la educación de los hijos, y es por ello que siempre, en la medida que podamos, tenemos que hacerles saber que los padres deben ser honrados, respetados y amados.

Las alertas siempre existen, cuando nuestros niños de pequeños empiezan a golpearnos, a agredirnos verbalmente, a burlarse porque no tenemos en algunos momentos la misma agilidad; ahí es donde debemos entrar nosotras a recordarles la palabra de Dios.

El principal motivo de infelicidad en el hogar es ignorar a Dios y los principios que Él nos ha dado. Asimismo, cuando no hemos aceptado su plan para la familia, entre lo que se destaca el respeto hacia los padres.

Reflexionemos un poco y respondamos: ¿Cómo estamos nosotros educando en la fe a nuestros hijos? ¿Permitimos muchas cosas por no contrariarlos? ¿Cuándo nos damos cuenta las exigencias se nos van de las manos y entramos a formar parte de las madres maltratadas por no hacer lo que ellos dicen?

Esta madre que fue agredida por su hijo, debe estar rota de dolor, no solo porque su hijo la ha golpeado; además, porque ese acto le trajo consecuencias que lo marcarán para toda la vida y tendrá que pagar con la ley su acto inmisericorde.

Trabajemos más en nuestros jóvenes, orientémoslos, démosles mucho amor; sobre todo seamos unos ejemplos en las familias donde ellos vean que el plan de Dios es mantener a través de su palabra, la armonía, respeto, honra, misericordia, amor y felicidad para lograr unas personas de bien para no sólo su hogar, sino la sociedad.

Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo, ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra.

Efesios 6:1-4

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Escrito por Ruby Gómez