Si MLR hubiese renunciado, se habría visto en el mismo laberinto del 2018 : superar mil obstáculos en el Conservatismo para luego enfrentar a los demás rivales de la derecha en una consulta, y perder.
Si su objetivo siempre ha sido convertirse en la primera presidenta de este país, no es así como podría lograrlo.
En cambio, aceptando la Cancillería y manteniéndose al mismo tiempo como Vicepresidenta, sí.
Por una parte, incrementa su poder tangible ; y por otra, fortalece al máximo su perfil como única persona en el gobierno capaz de reemplazar a Duque.
Ahora ya queda claro que, si hubiese renunciado, ningún reemplazo la habría superado : primero, porque habría sido ilegítimo ( puro paracaidismo ) ; y segundo, por físico oportunismo ( habría sido solo el fruto de maniobras y componendas ).
Para decirlo brevemente, el hecho de que MLR no haya renunciado para hacerse precandidata muestra claramente cuán probable podría ser que Duque se viera obligado a renunciar como consecuencia de la compleja emergencia social que vive el país y a la que se encuentra sometido.
Y que, en semejante turbulencia, ella sería para el Establecimiento la persona más confiable para completar el periodo.
Con lo cual, no solo habría logrado su sueño sino que le facilitaría al país el manejo de la conmoción interior y la transición hacia el nuevo gobierno en el 2022.
Sin embargo, ¿ tendría, realmente, la potencia necesaria para llegar hasta el 29 de mayo ?
En resumen, ¿ cuál sería, no el factor coyuntural y superficial, sino el verdadero factor diferencial entre ella e Iván Duque ?
Porque si al analizar el contexto conflictivo, el soporte de gobernabilidad y la correlación de fuerzas, la respuesta fuese “ninguno”, entonces ella no sería una verdadera alternativa remedial, o paliatoria, sino todo lo contrario : el factor precipitante de una megacrisis irreversible e irresoluble.
vicentetorrijos.com