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Operación histórica de deportación: Trump cumple promesas de campaña

¿Vulneran los derechos humanos las redadas sin orden judicial?

En una operación masiva realizada pocos días después de asumir la presidencia, la administración de Donald Trump ha detenido a 538 inmigrantes ilegales y deportado a cientos, según lo anunció la propia Casa Blanca. Esta acción marca el inicio de una serie de medidas estrictas contra la inmigración irregular, cumpliendo así una de las promesas clave de la campaña de Trump.

Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, comunicó en la plataforma X que entre los detenidos se encuentran un presunto terrorista, cuatro miembros de la banda Tren de Aragua y varios inmigrantes ilegales condenados por delitos sexuales contra menores. “La mayor operación de deportación masiva de la historia está en marcha”, afirmó Leavitt, subrayando que se trata de “promesas cumplidas”. Esta declaración ha generado una mezcla de apoyo y críticas en la opinión pública.

https://twitter.com/PressSec/status/1882614532557926671

De otra parte, el alcalde de Newark, Ras J. Baraka, informó en un comunicado que agentes de los servicios de inmigración realizaron una redada en un establecimiento local, deteniendo a residentes y ciudadanos sin mostrar una orden judicial. Baraka denunció que los derechos constitucionales de los ciudadanos fueron violados durante la operación. Este incidente ha provocado una ola de indignación y protestas en la comunidad local, que exige una revisión de las prácticas de detención.

No hay que olvidar que durante su campaña electoral, Trump prometió mano dura contra la inmigración ilegal. Tras ganar las elecciones y comenzar su segundo mandato, emitió una serie de órdenes ejecutivas para deshacer el legado de su predecesor y asegurar la frontera. A su llegada a la Casa Blanca, declaró el “estado de emergencia nacional” en la frontera con México, desplegó tropas en la zona y prometió deportar a los “extranjeros criminales”. Estas medidas han sido recibidas con aplausos por sus seguidores, pero también con fuertes críticas por parte de defensores de los derechos humanos.

Además, el día de su posesión, el Senado estadounidense (de mayoría republicana) aprobó un proyecto de ley que obliga a las fuerzas del orden federales a detener a inmigrantes ilegales sospechosos de ciertos delitos. Esta legislación ha sido vista como un paso significativo en la lucha contra la inmigración ilegal, aunque también ha suscitado preocupaciones sobre posibles abusos y violaciones de derechos.

Sin embargo, este jueves, un juez federal bloqueó temporalmente la orden ejecutiva de Trump que pretendía acabar con la ciudadanía por nacimiento en territorio estadounidense, calificándola de “manifiestamente inconstitucional”. Este revés judicial representa un obstáculo importante para la agenda migratoria de Trump y ha sido celebrado por grupos de derechos civiles como una victoria para la Constitución.

Por su parte, la administración Trump ha defendido sus acciones como necesarias en pro de la seguridad nacional y mantener el orden. Sin embargo, sus críticos argumentan que estas medidas son excesivas y violan los principios fundamentales de justicia y derechos humanos. La controversia en torno a las redadas y deportaciones masivas continúa, y es probable que este tema siga siendo un punto de debate intenso en los meses venideros.

Juan Joya