El Kremlin aprobó que las familias rusas puedan adoptar a niños ucranianos, cabe resaltar que en la gran parte de los casos son refugiados o han perdido de alguna manera a sus familias. Una estrategia que busca rejuvenecer la población del país, siempre y cuando estos menores juren fidelidad a Rusia.
El presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, recientemente en uno de sus discursos a sus conciudadanos, denunció que Rusia se ha llevado ya a 200.000 niños ucranianos contra su voluntad, cifra que hasta el momento ningún organismo internacional ha comprobado.
Según el presidente, esta cifra no solo incluye a los menores que se refugiaban en orfanatos, sino que también hay pequeños que han sido arrancados de sus hogares. El objetivo de Rusia, siempre según Zelenski, es que el futuro del país “se olvide de Ucrania y no puedan volver”.
Entre los casos documentados, está el de Kira Obedinsky, una pequeña de 12 años que fue llevada de Mariúpol hasta Donetsk, zona que es controlada por el ejército ruso. El objetivo, según señaló su abuelo, era llevarla hasta un pueblo “a las afueras de Moscú”.
Asimismo, el titánico esfuerzo de Alexsandr y la colaboración de Cruz Roja permitieron que regresase a territorio ucraniano, hasta Kiev, donde pudo contar su historia a los medios.
Ucrania continúa denunciando estos secuestros por parte de los soldados rusos. El asesor del alcalde de Mariúpol, Petro Andriushchenko, también denunció estas prácticas del ejército invasor. En su informe dijo que Rusia se había llevado a “decenas de niños”.
Desde la embajada de Estados Unidos en Ucrania, señalan que esta acción “no es asistencia, es un secuestro”, mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano señaló el secuestro como una “violación grave del derecho internacional”.
El Alto Comisionado de ACNUR aseguró: “No se puede ni se debe asumir que los niños y niñas separados de sus padres durante una emergencia humanitaria sean huérfanos. Debería ponerse a disposición un sistema de acogida temporal u otro tipo de atención que se centre acogimiento familiar a través de un sistema gestionado a nivel gubernamental, que ofrezcan una protección fundamental”.
Desde ACNUR también se afirmó: “cualquier decisión de trasladar a menores no acompañados debe realizarse siempre valorando primero su interés superior. En caso de hacer algo distinto a esto, debe ser de forma voluntaria y siempre con el consentimiento bien informado de padres o tutores legales”.