Saleh al-Arouri, el segundo al mando de la oficina política de Hamás, perdió la vida en un ataque con dron israelí en las afueras de Beirut. Esta acción ha generado una cadena de amenazas y posturas desafiantes por parte de Hezbolá, marcando un giro peligroso en las tensiones entre Israel y los grupos palestinos en Líbano.
El bombardeo, calificado por Hamás como un “acto terrorista”, ocurrió en un suburbio densamente poblado de Beirut, cobrando la vida de seis personas, incluyendo a Al-Arouri, una figura crucial en la estructura de mando de Hamás.
Este incidente ha desencadenado una fuerte condena a nivel internacional. El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha anunciado su intención de elevar una queja de cráter urgente ante la ONU, mientras que Hezbolá, con el respaldo de Irán, ha prometido que este acto no quedará impune, insinuando represalias inminentes.
Ismail Haniya, líder de Hamás, denunció enérgicamente la violación de la soberanía libanesa y la persistente agresión de Israel hacia los palestinos durante un discurso televisado, donde también lamentó la pérdida de otros dos altos mandos de la organización.
El conflicto entre Israel y los grupos palestinos ha alcanzado un punto crítico con este suceso. Hezbolá, aliado de Hamás en Líbano, ha amenazado con acciones de represalia, elevando la tensión en la región a niveles alarmantes.
La muerte de Al-Arouri, con 57 años, ha desencadenado protestas en Cisjordania, su lugar de origen, con miles de personas expresando su indignación por la escalada de violencia.
Este trágico episodio no solo representa una pérdida significativa para Hamás, sino que también ha intensificado una crisis regional de seguridad. Hezbolá ha anunciado represalias, mientras que Israel se mantiene firme en su postura, subrayando la incertidumbre y el peligro latente en la región.
Humberto ‘Toto’ Torres