Para decirlo claramente, ha imperado la hipocresía diplomática de quienes pudiendo asegurar el restablecimiento de la democracia en Venezuela, tan solo se dedican a vociferar desde la distancia.
En cambio, el almirante C. Faller, jefe del Comando Sur de los EEUU, ha sido absolutamente transparente y contundente.
Consciente de que todas las maniobras electorales del régimen son tan solo una fachada y que permitir la existencia de una torturada ( pero valiente ) oposición es tan solo un sofisma mediático para perpetuarse en el poder calcando el modelo cubano, Faller va más allá de lo retórico y desenmascara lo realidad sin tapujos ni malabares.
Lo esencial en todo esto, concluye Faller, es el “incremento del narcotráfico de Colombia a Venezuela” y cómo Maduro se vale del tráfico de drogas para “financiar sus actividades ilícitas”.
Dicho sin trabalenguas, eso significa que la dictadura chavista es un nítido exponente del crimen transnacional.
Y que los criminales de esa naturaleza condenan a su propio pueblo a sufrimientos extremos y, al mismo tiempo, afectan sensiblemente la paz y la seguridad internacionales.
Entonces, gracias al diagnóstico de este almirante, cabe preguntarse ahora, en esta columna, ¿ qué se puede hacer ante semejante amenaza ?
Y solo hay dos respuestas.
Una, claudicar ante Maduro, dialogando interminablemente con él y con sus secuaces del Caribe como si fueran gobiernos legítimos.
Y la otra, tratarlos como lo que realmente son : criminales que se financian mediante sus actividades ilícitas.
No hay término medio, ni matices, ni medias tintas. Es una cosa, o la otra. Y asumir las consecuencias.
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vicentetorrijos.com