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Millonarios tomó revancha ante Santa Fe: los juveniles marcaron la diferencia 

Con un gran aporte de los canteranos, el Embajador se quedó con el clásico y apacigua un poco la situación del club.

Cuatro días después de la derrota ante el mismo rival, Millonarios recompuso, corrigió, limitó a Santa Fe y se terminó llevando lo que anoche era una prioridad: el resultado. La afición y los jugadores no aguantaban una derrota más. Las ausencias pesaron en Millonarios, que tuvo que echar mano de su cantera para revertir un partido que se vio condicionado por el orden de Santa Fe y la expulsión de Harold Santiago Mosquera.

El primer tiempo fue intenso, como todo clásico, pero plano, abierto, de ida y vuelta. Ambos equipos lo intentaban, pero Millonarios evidenció que había aprendido del duelo del pasado fin de semana: no le permitió tomar confianza a Santa Fe con la pelota, le cerró la salida por los costados e intensificó la marca y la recuperación con un Nicolás Arévalo que se devoró la cancha. A pesar de que Millonarios controlaba el partido y no lo sufría, arriba la mecha estaba apagada. Leo y Villarreal hacían movimientos sincronizados de entrada y salida para intentar atraer marcas y ser más participativos con la pelota; sin embargo, Sebastián Mosquera y Daniel Mantilla no daban pie con bola. Imprecisos, no entraban en el circuito ofensivo y tampoco proponían nada distinto por la banda, pues perdían la mayoría de los duelos.

Así las cosas, el primer tiempo se destacó por el trabajo defensivo de ambos equipos y la expulsión de Harold Mosquera, quien, de manera inocente e irresponsable, dejó al Cardenal con un jugador menos con 60 minutos de juego por delante. Un mal transporte de pelota en una zona muerta del campo derivó en una entrada fuertísima que, a la espera de confirmación, pudo haber fracturado a Stiven Vega. Esto dejó a Santa Fe en inferioridad numérica.

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Los juveniles marcan la diferencia y Millonarios se queda con el clásico

Para el segundo tiempo, David González tomó decisiones, se arriesgó y envió al terreno de juego a Kevin Palacios y Luis Marimón, dos jugadores de la cantera. El Embajador jugó con el 40 % del equipo juvenil: Marimón, Villarreal, Palacios y Arévalo, cuyas edades oscilan entre los 19 y los 25 años.

Aunque Santa Fe replanteó y pasó de un 4-2-3-1 mucho más agresivo, con salida y mayor volumen ofensivo, la inferioridad numérica hizo que se replegaran y jugaran con un 5-4-1, sacrificando el ataque. En soledad, Hugo Rodallega tuvo que luchar contra la defensa azul.

Palacios y Marimón dieron más presencia por afuera, Millonarios creció por la banda y, a la posesión de pelota que tuvo durante todo el juego, le sumó desborde, amplitud del campo y mayor capacidad individual en el último tercio de la cancha. Leo quedó como único punta, mientras que Villarreal jugó mucho más suelto, interiorizando y exteriorizando. Así, empezó a ser figura y determinante en la generación ofensiva del Embajador.

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A los 61 minutos, el juvenil Luis Marimón, quien apenas había jugado unos minutos en la fecha pasada ante Junior, aprovechó una mala devolución y, entrando al área, definió para abrir el marcador. Fue su primer gol como profesional, un tanto justo para Millonarios, que había crecido mucho en la segunda mitad.

“Sabíamos lo que Marimón nos podía dar, con ese arranque y explosividad que tiene. Con Kevin sabemos que es un jugador que en el uno contra uno te puede marcar diferencia. Por momentos se vio un buen juego, que es lo que tenemos que alcanzar cuando el rival tenga once también”, afirmó David González.

El partido no cambió: Santa Fe se defendía e intentaba contraatacar, pero el equipo estaba largo, el bloque no salía y terminaba con Rodallega en inferioridad numérica. Esto facilitó la recuperación de Millonarios, que en un contraataque abrió la cancha y encontró a quien hoy por hoy puede ser su extremo más desequilibrante: Kevin Palacios. El juvenil tiró una finta a Jordy Monroy y definió cruzado para bajar el telón del clásico.

Finalmente, Millonarios ganó un duelo clave. Más allá de la victoria, que le permite ascender a la quinta casilla del campeonato, el resultado influye psicológicamente, apacigua parcialmente la tensión y puede ser el punto de partida para demostrar que hay juveniles que pueden aportar y complementar una plantilla que tiene a la mitad de su equipo titular marginado por lesiones.

Alexander Cortes