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Meses atrás, Zelenski cometió un craso error en la guerra contra el invasor : ordenarles a sus tropas que penetraran la región rusa de Kursk.

🌐 ASTROLABIO  # 301 - VIERNES, 21 DE MARZO DEL 2025

 

En su momento, muchos entusiastas de las tácticas basadas en desafiantes osadías elogiaron la “astucia proactiva” del régimen de Kiev sin medir el impacto estratégico que  tales operaciones tendrían.

Con semejante maniobra, Ucrania perseguía dos objetivos : primero, obligar a los rusos a defender esa región desviando recursos humanos y técnicos que tenía destinados a las acciones ofensivos.

Y segundo, ocupar de modo permanente un área que, más tarde, pudiese utilizar como moneda de cambio para negociar territorios en la lógica del “quid pro quo”, esto es, una cosa a cambio de la otra.

Pero lo cierto es que no logró ni esto, ni aquello.

Al desafiar en su propia tierra a la superpotencia, Zelenski sobredimensionó sus capacidades -completamente dependientes del apoyo norteamericano- y, aupado por la misma excitación que en su momento se apoderó también de Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, lo único que consiguió fue revivir la epopeya de Stalingrado.  

Putin, por su parte, curtido como nadie en el complicado arte de las guerras de desgaste, arduas y prolongadas, asumió el desafío con suficiente serenidad y sosiego embolsando a los eufóricos asaltantes y absorbiendo el envite con fino tacto y cierta donosura.

Incluso, aprovechó el momento para convertir a la zona en una especie de teatro de guerra experimental, ensayando el uso de tropas norcoreanas enviadas por su aliado, Kim Yong-il, en operaciones combinadas de alta complejidad.  

Como resultado, las fuerzas ucranianas terminaron atrapadas y rodeadas por las rusas que, lideradas por el general Valeri Guerásimov, pusieron a prueba, una vez más, aquella doctrina que lleva su nombre, la de la hibridez, desconcertando a un adversario con escasa o nula experiencia en tales lides.

No en vano, hace pocos días, al presentar su iniciativa de cese el fuego en su papel de “mediador con músculo” entre rusos y ucranianos, el presidente Trump destacó que « miles de militares ucranianos están completamente rodeados » y que, ante la inminente debacle, « le había solicitado encarecidamente al presidente Putin que les perdonase la vida ».

Triste final que, no obstante, habrá de convertirse en un catalizador para facilitar los esfuerzos relacionados con la tregua.

Y, con la necesaria dosis de hiperrealismo,, desembocar en una negociación que ponga fin a la guerra frenando de una vez por todas el apetito expansionista de Moscú que tan estimulado se vio tanto en el 2014 como en el 2022 por la fragilidad concupiscente de Barack Obama y Joseph Biden.

 

vicentetorrijos.com