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Masacre en Samaniego, Nariño. Masacre en Caracol, Arauca. Masacre en El Tambo, Cauca. Masacre en Tumaco, Nariño.

 ASTROLABIO # 64 / VIE 28 AGOSTO 2020

Todas esas masacres, en cuestión de horas.  Masacres que hacen parte de una larga cadena de puntos suspensivos.

Puntos suspensivos en materia de seguridad que sirven para identificar con toda claridad el manejo que el actual gobierno le ha dado a esta materia.

No en vano, encuestas como la de Datexco - Agosto muestran esas alarmantes cifras de desasosiego ciudadano ante el desdén con que el Palacio de Nariño ha venido manejando la seguridad ciudadana.

De hecho, es la Defensoría del Pueblo la que se anticipa, alertando sobre lo que ha venido sucediendo ; y son los militares los que enfrentan, prácticamente en solitario, un problema que está al garete y acéfalo desde el punto de vista político.

Para no ir más lejos, Human Rights Watch, una organización internacional, no gubernamental, y financiada de manera muy curiosa, es la que agita la cuestión, la estudia, plantea sugerencias y estructura cursos de acción como si fuera una Alta Consejería.  Y, no nos digamos mentiras, con mayor vehemencia y perspicacia que el propio ministro de Defensa.

Porque la lucidez intelectual del Ministro y del propio Presidente solo han servido para descubrir que el agua moja ( ‘las masacres tienen que ver con el narcotráfico’ ), mientras medio país se pregunta en qué consisten tanto la política de seguridad como la estrategia contra los grupos armados expandidos ( verdadero legado de los acuerdos de La Habana ). 

En todo caso, aunque se desgañite tratando de demostrar que en este periodo presidencial no han retornado las masacres a Colombia, ¿ realmente cree el ministro Trujillo que este fenómeno se acabará con la creación de otro cuerpo policial como aquel que se inventó con el rimbombante e interminable nombre de “Unidad Especial de Identificación, Ubicación y Judicialización de Perpetradores de Homicidios Colectivos” ? 

¿ Realmente cree Duque que el dolor y la angustia de los ciudadanos puede evadirse mediante un ejercicio de enmascaramiento de la realidad e hipocresía retórica cambiándoles el nombre a las masacres para que ahora las llamemos “homicidios colectivos” ?

¿ Acaso alguien entiende, o acaso a alguien le importa su galimatías ? : « Primero, hablemos del nombre preciso : homicidios colectivos.  Y aquí no es que estemos eludiendo el problema, porque el problema no es que haya vuelto, es que no se ha ido. 

Para decirlo sin eufemismos, ¡ ya son más de 40 los masacrados en agosto !  Masacres que debemos recordar con nitidez sociológica y humanitaria : masacre en Samaniego, Nariño.  Masacre en Caracol, Arauca.  Masacre en El Tambo, Cauca.  Masacre en Tumaco, Nariño.  

Y queda el espacio en blanco para la siguiente.

* * * 

Vicente Torrijos es profesor de asuntos estratégicos en la Escuela Superior de Guerra.

vicentetorrijos.com