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Lo que está sucediendo en Afganistán ocasionará muchas desgracias y lamentos no solo en los Estados Unidos sino en todo el hemisferio occidental.

 ASTROLABIO # 117 / VIE 27 AGOSTO 2021

En la práctica, la caída del país en manos de los talibanes retrotrae la situación al 2001, de tal modo que es legítimo preguntarse ¿ qué sentido ha tenido sacrificar dos mil vidas, activar a la Alianza Atlántica por primera vez en su historia, e invertir más de un billón de dólares a lo largo de veinte años ?  

Por supuesto, puede aducirse que la historia no es estática, que no hay determinismo que valga y que, por ejemplo, Vietnam ya era, en 1995, veinte años después de su victoria, un país conectado a los Estados Unidos sin necesidad de que Washington permaneciera en Hanoi indefinidamente.  

Con todo, lo que está sucediendo en Kabul no resiste, en ningún caso, la afirmación del Secretario de Estado norteamericano según la cual en Afganistán se alcanzaron todos los objetivos que Washington se había trazado.

Antes bien, podría afirmarse que la Casa Blanca ha sido víctima de una cierta ‘ansiedad de desempeño’, esa frustrante impotencia causada por un alto grado de estrés que inmoviliza e impide ejecutar cabalmente las tareas emprendidas. 

Para ponerlo en otros términos, la distorsionada percepción de la realidad por parte del Secretario de Estado podría constituir un buen ejemplo de lo que llamaremos ‘diplomacia apoplética’.

Por analogía con la medicina, esta diplomacia de la apoplejía es la que se caracteriza por un conjunto de disfunciones que aparecen brusca y repentinamente alterando la relación entre la toma de decisiones, la continuidad histórica de un problema y los intereses nacionales, creando así una parálisis entre el servicio exterior y el aparato coercitivo del Estado, por muy poderoso y sofisticado que este sea.

vicentetorrijos.com