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Latinoamérica, tras la energía renovable

La energía, en los dos últimos años, ha incrementado de manera inesperada su valor en el mercado. Según el índice de Goldman Sachs, en el año 2021, el precio de la energía subió un 59%, superando ampliamente el valor de materias primas agrícolas e incluso superando el costo de los metales preciosos.

Lo anterior, revela que la energía en la actualidad es un bien indispensable no solo porque no se concibe en la actualidad un mundo sin energía, sino porque el sector energético es uno de los grandes motores de la sociedad. 

En este sentido, OBS Business School publicó el informe “La importancia del sector energético en la economía” dirigido por Jesús Reglero, Director del Máster en Dirección Financiera en la escuela, un análisis sobre la relación que tiene el sector energético con la economía mundial, exponiendo las razones de la crisis energética en Europa y la situación actual en Latinoamérica.

Según Reglero, el coste energético está relacionado estrechamente con la economía de un país: “Al crecimiento económico de un país le acompaña el desarrollo de las industrias, las cuales consumen grandes cantidades de energía para producir bienes y servicios que son posteriormente consumidos por los ciudadanos y exportados a otros países. La energía se ha convertido en el combustible de la economía y, por lo tanto, en una pieza clave del desarrollo económico.”

Las empresas necesitan de energía para producir sus bienes y servicios, al tener un alto coste, se reducen las ganancias que pueden obtener; así mismo, afecta a toda la población, con consecuencias marcadas en la clase media y baja, ya que se disminuye su poder adquisitivo y por lo tanto su nivel de consumo. Reglero afirma que al poseer el sector tal importancia en el movimiento económico de la sociedad, el gobierno de cada país debe tomar acciones en pro del desarrollo:

“Es fundamental que un gobierno tenga las herramientas necesarias para garantizar el abastecimiento energético, con el fin de satisfacer la totalidad de la demanda de las industrias y de la población y que, adicionalmente, esta energía sea distribuida eficientemente y a un precio asequible que no ponga en peligro el tejido económico de un país”.

Situación actual

La crisis económica desatada tras la pandemia, desestabilizó a las más grandes potencias, y en Latinoamérica, la evolución de las principales economías fue desigual, dependiendo del grado de impacto de las restricciones realizadas y las crisis sociales enfrentadas en cada país. Según el informe emitido por OBS se estima que:

“Para el año 2020, Ecuador tuvo una reducción del PIB del 7,8 %, Colombia del 6,8 %, México del 8,3 %, Perú del 11,1 %, Chile del 5,8 % y Brasil del 4,1 %. Para todos estos países, se estima que el año 2021 y 2022 sean años de claro crecimiento económico, como muestran las estimaciones de PIB”.

A pesar del impacto de la COVID-19 en la actividad mundial – según Jesús Reglero- en Latinoamérica la situación energética parece no ser tan alarmante como la que está viviendo el continente europeo en la actualidad. 

En países como Ecuador, Colombia, Chile y, en menor medida, Perú, el precio de la energía adopta una tendencia bajista, a excepción de los precios de la electricidad del sector residencial en Chile.

Energías renovables, un camino para Latinoamérica

Las recientes disrupciones en el mercado de la energía en todo el mundo, han alcanzado precios difícilmente estimables por ningún analista, confirmando la importancia y relevancia de tener fuentes de energía propias, manifestó Reglero. De este modo se asegura el suministro a un precio asequible, y los países que posean mayor dependencia serán más vulnerables a lo que ocurra en otros mercados, mientras que aquellos con el control de sus fuentes energéticas podrán proteger sus propios intereses.

Se puede confirmar que la tendencia de la expansión de las energías renovables es un fenómeno no solamente presente en Europa y América del Norte, sino que también en las principales economías de Latinoamérica, las cuales están impulsando regulaciones y procesos para que existan cada vez más proyectos solares y eólicos que complementan el mix energético convencional.

Según el informe, en Colombia, la disminución de la demanda de petróleo, carbón y gas natural es gracias a la sustitución de los combustibles fósiles por energías limpias; dicha disminución del coste de la energía puede observarse en el mercado de valores latinoamericano, DERIVEX, en el cual el MWh se compra a 0,06$ para 2023 frente a los 0,122$ en 2022. 

El coste de la energía

El precio es el valor en unidades monetarias que debe pagarse para poder tener acceso a un bien o servicio, por lo que existe un precio para comprar kilovatios o megavatios hora, que son las unidades en las cuales se mide la energía. 

Desde un punto de vista teórico, el coste es la cantidad a la que debería venderse cada unidad de energía a los usuarios finales para que estos obtengan una rentabilidad aceptable por la inversión realizada. Teóricamente, no se podrían mantener por debajo de los costes puesto que esto llevaría a tener pérdidas y, por tanto, las unidades productoras dejarían de producir dichos bienes y servicios. 

Cada país puede tener un coste de la energía diferente dependiendo de sus fuentes de producción y según los costes externos que se incluyan. 

Para ampliar información descarga el INFORME OBS: La importancia del sector energético en la economía, realizado por Jesús Reglero, Director del Máster en Dirección Financiera en OBS Business School.