¿A quién no le han herido las acciones, los comportamientos errados o las palabras de otra persona? Tal vez, uno de tus padres te criticó constantemente cuando crecías, o te exigía cosas que eran imposibles de alcanzar para tu edad o para tus capacidades, o quizás un colega en el cual confiabas plenamente, saboteó uno de tus proyectos y se apartó dejándote en la ruina, o seguramente fue tu pareja que te engañó, aquella persona que profesaba amarte y que declaraba hacia ti un amor total por encima de todo, o quizás tuviste una experiencia traumática, como abuso físico o emocional por parte de una persona en quien confiabas.
Esas son las heridas que pueden causar sentimientos persistentes de resentimiento, amargura e ira, y, a veces, incluso odio y sed de venganza.
Pero si te aferras a ese dolor, y a esos recuerdos tormentosos, quizás seas tú quien pague el precio más alto, ya que esos sentimientos negativos van deteriorando tu vida. Perdonar te puede traer paz y esperanza. Considera cómo el perdón puede guiarte por el camino del bienestar físico, emocional y espiritual.
De otro lado, hay una gran verdad que debemos recordar siempre: todos, sin excepción alguna, hemos herido o lastimado a alguien. Como consecuencia de esto, muchas personas luchan con la culpa por haber lastimado a alguien y no han podido perdonarse a sí mismas; esto también es un dolor muy fuerte en el corazón del que carga con este sentimiento.
Perdonar implica una decisión intencional de dejar atrás el resentimiento y la ira.
Es posible que nunca olvides la acción que te hirió u ofendió, pero esforzarte en el perdón puede disminuir la influencia que esa acción tiene en ti, puede ayudar a liberarte del control de la persona que te hirió.
Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te hicieron, ni reconciliarte con la persona que te causó el daño, pero trae a tu vida un tipo de paz que te permite enfocarte en ti mismo y te ayuda a continuar con tu vida.
Pedir perdón es necesario e importante; es un acto de humildad, de sinceridad y sencillez, al reconocer que fallamos y que hemos lastimado a alguien.
Perdonarse a sí mismo es el acto de liberarse de las cargas y de las culpas que produce haber lastimado a alguien; cuando esto sucede, la mente y el corazón sueltan esos complejos de culpa que nos atacan y aturden constantemente.
Mateo 6:14-15
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
El perdón es una gran bendición tanto para quienes lo otorgan, como para aquellos que lo reciben y tiene como base fundamental el amor, el perdón, trae la verdadera libertad.
Édgar Jaimes