La reconciliación, una decisión

En ocasiones cuando pensamos en el daño que alguien nos ha hecho a través de las palabras, hechos u omisiones, nos da un profundo sentimiento de rencor y amargura, y cuando pensamos en la posibilidad de reconciliarnos manifestamos que es necesario esperar a sentir las ganas de hacerlo, pero cuando estamos heridos es casi imposible sentir esto.  

Por ello, nuestra motivación no puede ser sentir, sino creer en lo que Dios ha prometido para nuestra vida cuando decidimos estar en paz con El y con las personas que nos rodean.  Por tanto, perdonar es el acto de decidir renunciar al derecho a la venganza.   

No puede ser una mera resolución del corazón, pues al resultar no tan fácil hacerlo, se requiere una determinación firme que venza todo temor interior de hacerlo y las barreras de acercarnos a aquellos con quien necesitamos hacerlo.  Para lograr esto, es necesario tener en cuenta lo siguiente: 

• Cultivar un espíritu perdonador para que aun nuestras oraciones no tengan estorbo. 
• El perdón es un acto de la voluntad, no es una emoción es una decisión e implica olvidar el hecho completamente y nunca más recordarlo. 
• Perdonar no es algo opcional, sino algo que indispensablemente debemos hacer para disfrutar la salud total que Dios quiere darnos, y disfrutar de total libertad. 
• Hacerlo, aunque no haya sido nuestra responsabilidad. 
• El perdón trae libertad al espíritu, alma y al cuerpo. 
• El que no perdona se vuelve esclavo de la otra persona.
  

El perdón y la reconciliación siguen siendo uno de los aspectos más difíciles para todos, pues nuestro corazón está como una caja de cosas antiguas, guardando episodios de dolor y tristeza a causa del enojo que hemos guardado por situaciones que hemos vivido con alguien y que hemos dejado acumular en el corazón.  La invitación hoy es pedirle a Dios que nos ayude a no guardar ninguna raíz de amargura que se haya ocasionado.  

´Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura os estorbe y por ella muchos sean contaminados´. 

Hebreos 12:15   

Es necesario entender que hoy es el momento para tomar la decisión de perdonar.  Es posible que al pensarlo nos aferremos al derecho del desquite, pero se trata en este momento de una decisión que parte de un corazón que reconoce que Dios le ha perdonado y por lo tanto, es capaz de hacer lo mismo con los demás, pues si de gracia recibimos del cielo, el perdón no es una opción entonces, es una decisión para experimentar libertad y bendición. 

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Escrito por Juan carlos Gaviria y Yolanda Salazar