La habilidad de Maduro para mantenerse a toda costa en el poder es verdaderamente sorprendente.

🌐 ASTROLABIO # 243 - VIERNES, 09 DE FEBRERO DEL 2024

Tanto, como su astucia para lidiar con todo tipo de presiones, negociadores, garantes, mediadores, intermediarios, facilitadores, sitiadores, opositores, disidentes y sancionadores.

López, Capriles, Guaidó, Machado, Iglesia, Noruega, Idea, Grupo de Lima, Trump, Bolton, Biden, Blinken, todos han sido superados por el tacto de un gobernante experto en el arte de la dilación, la retractación, la adaptación, la persuasión y la negociación funcional.

Desde el “Cucutazo”, pasando por Saab, o el victimismo en materia de golpes de Estado y magnicidio, el régimen ha sido maestro en relaciones cívico-militares y pretorianismo, pero también en el campo de las alianzas y el balance de poder.

Adoptando la Alianza Bolivariana y gozando de la aquiescencia del Grupo de Puebla, el régimen se ha valido de la versátil coalición que gobierna a España para atraer a Europa a su modelo, y contando con la influencia del servicio exterior cubano ha aprendido bien lo que significa  conservar el poder. 

En tal sentido, tolera a diferentes iglesias para no enzarzarse en estériles polémicas espirituales, soporta a una oposición de diversa intensidad que lo legitima, y advirtiendo recurrentemente que el país podría desembocar en una guerra civil si sus antagonistas lo derrotan, termina sintetizándolo todo en que “por las buenas, o por las malas, ganará las elecciones”.

Con esa misma lógica impecable, el régimen ha aprendido a absorber todo tipo de sanciones impuestas por los Estados Unidos, logrando desactivarlas mediante el magnetismo de los recursos escasos frente el que sucumben los más selectos inversionistas.

Como si fuera poco, se inserta en la tendencia regenerativa del orden mundial como líder mediático del Sur Global y consigue el apoyo de los No Alineados, los Brics, y el bloque constituido por Pekín, Teherán y Moscú.

En otras palabras, Maduro es un director de artes escénicas que conoce a la perfección las virtudes del regateo, el tira y afloje, el ‘tit for tat’, el ‘quid pro quo’, la ‘trampa de Tucídides’ y el ‘brinkmanship’ ( la política del borde del abismo ).

En definitiva, el régimen chavista sabe marcar los ritmos de la diplomacia y las agendas, y calcula bien la distribución de todo tipo de fuerzas y capacidades.

Pero, sobre todo, se ha convertido en maestro de maestros en una materia absolutamente difícil de entender y practicar : el arte de la persistencia, la ambigüedad y la paciencia estratégicas.

vicentetorrijos.com