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LA CULPA NO ES DE LOS DEMÁS

Cada vez es más común escuchar expresiones como “tengo la cabeza llena de cosas”, “no te puedo atender porque estoy muy ocupado(a)” y, no necesariamente esto es falso, más bien, es la forma en que se pretende camuflar la dificultad para administrar el tiempo y priorizar los asuntos por atender, de modo que se pueda manejar la presión sin tensión.

Vivimos en un constante caos, y entre más responsabilidades se adquieren (trabajo, matrimonio, hijos, cuidado de algún familiar, etc), se puede aumentar la dificultad para atenderlas todas de manera adecuada, al punto de empezar a desplazar una de ellas, lo que conduce a actos de irresponsabilidad o que pueden transmitir desinterés por algo que realmente es importante.

Cuando no hemos adquirido hábitos sanos, con respecto al manejo del tiempo, y esto puede terminar afectando las relaciones interpersonales, la salud física y/o mental, como consecuencia del nivel tan alto de estrés al que se somete.

El Dr. Néstor Chamorro Pesantes, en su obra póstuma “La Teoterapia y el Estrés” (pág. 70), expresa que “el estrés no es necesariamente causado por un volumen de trabajo muy grande; más bien, es causado por la forma como planeamos y manejamos el problema”.

La manera como se manejan las múltiples ocupaciones, depende de hábitos que se adquieren, incluso, desde la infancia, cuando le enseñan al niño a priorizar sus actividades, por ejemplo, instrucciones como, “al llegar del colegio primero quítate el uniforme, lávate las manos, almuerza, descansa unos minutos, haces tus tareas, y después puedes jugar un rato”. Es la forma en la que se le enseña a ese niño o joven, no sólo las prioridades, sino que al hacerlas en cierto orden, el tiempo puede ser optimizado.

Al actuar así, el infante reduce notablemente la preocupación al darse cuenta que ya es tarde y por estar jugando, no hizo tareas, y de igual manera debe hacerlas; también este tipo de hábitos le enseña que es el único responsable de desarrollar y cumplir con esos deberes. Nadie más tiene la culpa.

Al ser humano se le hace muy fácil echarle la culpa a los demás, como el caso de este niño que puede llegar a responsabilizar a su profesor, por haber sacado una mala nota en el examen.

El estrés hace parte de un individuo, siempre habrá muchos asuntos por atender, el secreto está revelado en la literatura bíblica.

En Efesios 5:16, “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Nadie más es responsable de tomar esta decisión: darle un adecuado manejo al tiempo.

Todos tenemos múltiples ocupaciones y las mismas 24 horas en el día para llevarlas a cabo; la forma infalible para manejar la presión sin tensión, es distribuir el tiempo sabiamente, sin culpar a nadie más, de este modo, vendrán días que terminan con la satisfacción del deber cumplido, y no con el sin sabor de haber dejado muchos asuntos inconclusos, lo que, a su vez, aumenta el estrés que ya venía manejando; esto se vuelve un callejón sin salida.

La solución esta a la mano. Debemos asumir la responsabilidad del manejo de nuestro tiempo y darle el trato que corresponde para nuestro beneficio y el de los demás.

Catalina García Peña