Mientras tengamos vida debemos estar dispuestos a aprender. Y la cuarentena no sólo nos ha cambiado la agenda a todos sino que llegó para impactar nuestras vidas en muchos frentes de manera que al final de esta crisis debemos salir diferentes, haber crecido y mejorado como seres humanos.
Muchas son las cifras que se han conocido a lo largo de este aislamiento y que evidencian el incremento de la violencia intrafamiliar, incluso se habla de un aumento en el número de parejas que terminado el aislamiento formalizarán su separación.
Para algunos expertos en el desarrollo de las personas, no es que la cuarentena haya aumentado o generado conflictos al interior del hogar sino que más bien acentuó unos faltantes o necesidades emocionales, en el individuo de manera que se hizo más notorio en este tiempo.
Es claro que la falta de dinero para pagar los gastos del funcionamiento de una casa, la pérdida de un trabajo, la carencia de alimentos, siempre angustia, y ejerce una presión hacia el comportamiento del ser humano, con un desenlace en acciones hostiles, agresivas, en una depresión, falta de apetito o de sueño.
Esta evidente realidad, en la que nos cuesta convivir, se refleja en la línea rosa del Distrito en Bogotá que reporta un incremento en el número de llamadas del 200%, al punto que se debieron habilitar algunos espacios para albergar mujeres que necesitan un refugio y salvaguardarse de su agresor.
Pedro Caballero, líder espiritual de la Cruzada Estudiantil y Profesional, y conductor de varios programas en Colmundo, dijo que esto es producto que no nos enseñan a vivir y a ser tolerantes en familia. “Nuestra ansiedad y miedos salen a flote y se va llenando el ser interior. La incertidumbre económica se convierte en una frustración y ahí es cuando estalla en hostilidad o en depresión”.
Uno de los días más violentos en Colombia es el día de madre, aunque el más reciente muestra que ha sido uno de los más bajos comparados con otros años, pero al tiempo, también muestra cómo ha sido el más violento de lo que va corrido de la cuarentena.
Muchas veces maltratamos más a las personas que amamos, a los que están cerca. Por eso el experto en temas de familia como Caballero dijo que estas acciones son consecuencia de no hacer una descarga de lo que nos angustia a través, del diálogo, la meditación y la oración, y por lo tanto se termina canalizando a través de agresiones físicas o verbales con las otras personas.
Y ante este diagnóstico, cobra vida lo que recomiendan expertos de no guardarse las cosas y abrir el corazón para hablar a tiempo y con respeto. Dice el libro del amor que “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”. Y es claro que cuando se guardan cosas y sentimientos que no son buenos pues poco a poco va creciendo una raíz de amargura que luego nos pasa factura.
Hasta el mismo Jesús antes ir a la cruz cuando estaba en el Getsemaní, dicen las escrituras, “comenzó a entristecerse y a angustiarse. Mi alma está muy triste, hasta la muerte”. Así las cosas, para contrarrestar la fragilidad del ser humano, corresponde reflexionar, reconocer nuestros errores, redistribuir tareas, dialogar, fortalecerse espiritualmente a través de la oración como lo enseñó con el ejemplo Jesús, evitar levantar la voz, y perdonar, tema sobre el que profundizaremos más adelante