La cadena Perpetua es la condena perfecta para quien viole, abuse, golpee brutalmente y asesine a un menor de edad. Es por ello que la aprobación que dio el Congreso de la República a este tipo de conductas resulta ajustado a una sentencia para esta serie de personas que matan los sueños de una familia.
Hace mucho tiempo debió existir en Colombia esta figura y por lo tanto su acogida, que por fin dio el legislativo, llega como caída del cielo justo cuando el país asiste, todos los santos días, a relatos dolorosos que dan cuenta de acciones miserables, repudiables de personas que representan un peligro para la sociedad.
Uno de los primeros en la historia de la humanidad en salir en defensa de los niñ@s es el Señor Jesucristo cuando afirmó, “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”, Mateo 18:6
Lo ocurrido en zona rural del municipio de Pueblo Rico, Risaralda, con una menor indígena a manos de 7 soldados del Ejército y lo acaecido a una menor de tan solo cuatro años de edad en el municipio de Garzón, departamento del Huila, en tan sólo una semana, nos muestra el nivel de desequilibrio mental de algunas personas en la sociedad actual.
No hemos valorado afirmaciones de Jesús cuando nos mostró el camino sobre lo que representan los niñ@s para Dios. Sencillamente ocupan el primer lugar. Es claro verlo en las sagradas escrituras: “Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”, Mateo 19:14.
Las cifras de Medicina Legal reportan al año en Colombia cerca de 23 mil violaciones y 708 asesinatos. Es decir que dos niños son asesinados cada día en el país y cada 22 minutos un menor es violado o abusado sexualmente.
Ante esta situación, una sociedad que no cuida a sus niños no tiene un futuro promisorio. Es evidente el estado de deterioro de la salud mental que predomina en nuestra sociedad. Y lo más preocupante es que en la mayoría de los casos son personas cercanas las que terminan cometiendo toda clase de atrocidades contra los infantes. El padrastro, los mismos progenitores biológicos, el tío, el primo, o el amigo de la casa.
Sin lugar a dudas, quien atente contra un niño es una persona que está lejos de Dios y no fue instruida en su camino como se expresa en las sagradas escrituras, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”, Deut 6:6-7.
La recuperación psicológica-emocional de una persona que fue violada, en el mejor de los casos, es casi una misión imposible. Los traumas y secuelas serán para toda la vida. Según expertos, un violador y asesino, como los ha tenido la historia de Colombia, jamás se van a poder recuperar de esa condición.
Es por eso que quienes impulsaron esta figura argumentaron que lo mejor era guardar a estos personajes de por vida para evitar que nuevos niños fueran víctimas de estos monstruos que acechan en las calles de los barrios de Colombia.
Pese a que la reforma constitucional es una realidad y requiere de una ley reglamentaria para iniciar su aplicación, si quedan preguntas sin responder. Por qué durante tantos años hubo gente en el Congreso que se opuso a esta medida?
Es mucho lo que nos falta como sociedad para respetar y cuidar a los niños y son varios los vacíos que aún tenemos, pero este paso de adoptar la Cadena perpetua es un buen mensaje y confirma lo que expresa la Constitución cuando establece que priman los derechos de los niños sobre los demás.
Otro de los pasos que nos ayudaría a proteger a los menores, es lograr un cambio en la idiosincrasia, vía cultura ciudadana. Enseñarles a los niños, como lo recomienda Dios en su palabra, que una mujer se debe tratar como a vaso frágil; y hacer pedagogía en el hogar y en las escuelas sobre la prevención del abuso sexual en niñ@s y adolescentes; seguro que eso nos ayudará a futuro a bajar los indicadores de violaciones y de embarazos en jóvenes.
Y en eso el libro del amor nos muestra el camino: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, Proverbios 22:6.