Se trata del Concepto Estratégico, un documento esencial cuya última versión fue asumida en Lisboa, en el año 2010.
Podría decirse que el mundo ha cambiado mucho desde entonces.
Pero, en esencia, se trata de la misma confrontación entre dos macrobloques : el democrático y liberal contra el autocrático y totalitario.
La idílica globalización sin fronteras que ilusionó a la humanidad durante pocos años tras la Guerra Fría se ha esfumado.
Rusia y China han inaugurado lo que aquí llamaremos una ‘asociación estratégica ilimitada’ ( AEI ) que obliga a la OTAN a basarse en la noción de lo que hemos querido titular ‘operaciones unificadas’ ( OU ).
Dicho de otro modo, el nuevo internacional de seguridad y defensa se funda en lo que conoceremos como ‘lógica estratégica AEI-OU’.
En esta lógica, y tal como la propia Alianza lo asevera, el terrorismo sigue siendo una amenaza persistente, y es la amenaza asimétrica directa contra la población.
Pero hay otras, que demandarán también una atención, esto es, un enfoque igualmente comprehensivo y abarcador con el fin de que las OU como médula y método del sistema libertario, cumpla sus propósitos.
Se trata de amenazas entrelazadas, híbridas y simbióticas, como las que van de la mano de tecnologías emergentes y disruptivas.
Por tal razón, la OTAN ha dejado absolutamente claro que si el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte es el fundamento de la defensa colectiva de los Aliados, el Consejo del Atlántico Norte podría decidir invocarlo en respuesta no solo ante un ataque armado ( visible ) sino también ante otras iniciativas hostiles, aparentemente anónimas, o no evidentes.
En la práctica, eso significa que las acciones cibernéticas maliciosas, o las que sean interpretadas como hostiles hacia, desde y dentro del espacio, también podrían alcanzar el nivel de ataque armado y llevar al Consejo del Atlántico Norte a invocar ese Artículo 5.
De tal modo, ese objetivo fundamental de la Alianza, que es el de garantizar la defensa colectiva de los Aliados se cumplirá sin ambages ni reatos.
Y por eso es necesario dejar claro que cualquier golpe contra la infraestructura crítica aliada, mediante las artimañas de que se valgan los perpetradores, ya sean visibles o invisibles, recibirá como respuesta una demoledora acción unificada.
Incluso si eso obliga a considerar opciones preventivas y anticipatorias.
Pues, aunque el nuevo Concepto Estratégico no es lo suficientemente explícito al respecto, puede aducirse que, cuando alude a que se incrementarán los esfuerzos para la prevención de crisis, incluso mediante el apoyo a los Estados considerados como socios, la OTAN está alertando a sus detractores de manera explícita y sin mordaza alguna.
Y bien vale recordar que Colombia es socio, y que ha sido designado por los EEUU como «aliado estratégico no miembro» de la OTAN desde el pasado 23 de mayo.
Una condición sensiblemente interesante que pone en aprietos a sus adversarios esenciales, como el régimen sandinista, y que, en el marco del antedicho ‘tablero estratégico AEI-OU’, el nuevo presidente colombiano sabrá asumir, aplicar y valorar.
vicentetorrijos.com