En el Informativo Digital Colmundo conversamos con José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) y quien hace parte de la delegación negociadora del Gobierno de Gustavo Petro en los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para hablar acerca de la solicitud que ha hecho sobre suspender el proceso de paz con el grupo armado.
¿A qué obedece exactamente dentro de lo que usted ha denominado unos puntos ciegos?
Pues mire, muy sencillo, el ELN ha venido poniendo una serie de ultimátum, el primero fue el 3 de agosto a pocas horas de vencerse el cese al fuego, y ahora expidió un comunicado en la que más o menos le señala al Gobierno que hasta el 23 de agosto tiene plazos para poder definir si finalmente toma o no la decisión de retirar al ELN de los Grupos Armados Organizados (GAO), y evidentemente son ultimátum incumplibles por una razón elemental, porque es que la ley y los tratados internacionales obligan al gobierno a actuar como ha venido actuando.
Me parece que ese tipo de ultimátum pues no termina por funcionar, porque claro, cuando ustedes generan una situación de esa naturaleza, pues pone no solamente el riesgo de las conversaciones, sino también el avance del mismo proceso.
Sobre la referencia que usted hace con lo que vendría siendo como mecanismo de este proceso de negociación de la ONU, aunque hay 100 miembros acá, ¿cómo la ve usted desde su punto a la hora de los resultados que se han obtenido?
Es que lo que se pactó es una mesa de cuatro patas, en la que están las dos delegaciones representadas, la Conferencia Episcopal y Naciones Unidas, que es el vocero, pero si una de las partes no concurre a las citaciones para poder verificar si los hechos son o no constitutivos de incidentes de violación al cese al fuego, pues evidentemente no puede haber un veredicto, es decir, se convierte el cese en una burla contra la ciudadanía, muy especialmente sectores vulnerables que evidentemente poco podrán hacer frente a la capacidad de agresión de un grupo armado que está en el territorio muchas veces protegiendo sus rentas ilícitas.
¿Usted considera que ya es momento de que el ELN empiece a dar pasos que realmente sean contundentes, claros y que lleven hacia un proceso claro de paz?
Lo acaba de decir usted de alguna forma y al mismo tiempo en la misma dirección de lo que yo siempre he sostenido, es la sociedad la que finalmente termina por calificar si lo que ha venido sucediendo va en la dirección de lograr un verdadero acuerdo para que dejen las armas y para que se incorporen a la vida civil.
Hechos son amores y no buenas razones, y lo que vemos no es igual. Los ultimátum pues a la final terminan por afectar enormemente el mismo proceso y la ciudadanía se cansa cuando lo que ve es agresiones, desplazamientos, confinamientos, secuestros, asesinatos, extorsiones, todo ese tipo de cosas van en contravía de lo que realmente está esperando el ciudadano del común.
Sobre este tema, ¿usted lo piensa escalar directamente con el presidente Gustavo Petro? ¿Tiene alguna decisión ya tomada?
No, yo he venido conversando con el Gobierno, con mis compañeros de delegación y también lo hice con el señor presidente. Mi opinión la conoce el país y no voy a cambiarla porque evidentemente si estamos en un proceso para poder avanzar a través del diálogo en un acuerdo de paz, pues los hechos tienen que corroborar lo que se ha venido haciendo.
Lo que no puede pasar es que en la medida en que se avanza todos los días hay un elemento irritante, hay una disconformidad, hay por parte del ELN una acusación contra el Gobierno, acusación que no es cierta. El Gobierno en todo momento ha tratado de cumplir estrictamente lo que ha firmado en los 28 acuerdos que hasta la fecha se llevan.
¿El Gobierno tal vez exija un resultado contundente o se pare de la mesa de diálogos?
Es una decisión del Gobierno. Yo soy un delegado del Gobierno. Es una decisión del presidente de la República y por supuesto del alto consejero con la jefe negociadora. Yo simplemente trato de por lo menos puntualizar en aquellos temas en los que siento que las cosas no van en la dirección correcta.
Dayineth Molina Velásquez