Del 24 al 30 de abril se conmemora la Semana Mundial de la Inmunización, una iniciativa que busca promover la vacunación y fomentar acciones colectivas orientadas a prevenir enfermedades evitables. En este marco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) colabora con múltiples países para concienciar sobre la importancia de la inmunización y respaldar la implementación de programas eficaces que refuercen la protección sanitaria de la población.
En paralelo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca la necesidad de vacunar a las mujeres embarazadas, ya que los cambios fisiológicos que experimentan durante la gestación —particularmente en el sistema inmunológico, el corazón y los pulmones— las hacen más susceptibles a complicaciones graves por infecciones respiratorias. En este sentido, la inmunización materna adquiere un rol crucial: durante los primeros tres meses de vida, los recién nacidos enfrentan un alto riesgo frente a enfermedades respiratorias que pueden resultar severas o incluso letales. Vacunar a la madre durante el embarazo permite la transmisión de anticuerpos al feto a través de la placenta, brindando una defensa adicional durante los primeros meses de vida, cuando el bebé es más vulnerable.
Una estrategia complementaria es la denominada “estrategia capullo”, que consiste en inmunizar a las personas del entorno cercano del recién nacido, como padres, hermanos, abuelos, cuidadores y personal de salud, para minimizar la exposición del bebé a virus y bacterias contagiosas. Este enfoque crea una barrera de protección que resguarda al menor hasta que pueda recibir el esquema completo de vacunación y desarrollar su propia inmunidad.
La inmunización materna se manifiesta a través de tres mecanismos principales: primero, la transferencia transplacentaria de anticuerpos específicos generados por la madre tras la vacunación; segundo, el fenómeno de microquimerismo, en el cual células inmunes maternas atraviesan la placenta y colaboran en el desarrollo del sistema inmunológico fetal; y tercero, la transmisión de anticuerpos mediante la lactancia, ya que la leche materna recubre las mucosas del bebé, extendiendo así la protección más allá del nacimiento.
Es fundamental que ginecólogos y profesionales en salud materna informen a las mujeres gestantes o en planificación sobre los posibles riesgos de exposición a enfermedades infecciosas y refuercen la importancia de adoptar medidas preventivas para salvaguardar tanto su salud como la de sus familias.
Según datos de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE), en América Latina el virus sincitial respiratorio (VSR) ha causado una mortalidad del 1,7 % en niños menores de dos años, con variaciones entre 1,2 % y 2,4 % en distintos países. En Colombia, la letalidad en niños con diagnóstico confirmado de VSR es del 0,7 %.
Ante este panorama, desde el primer trimestre de 2025, la OPS ha facilitado, a través de sus Fondos Rotatorios Regionales, el acceso a la vacuna contra el VSR para los países del continente. Cada año nacen aproximadamente 13 millones de niños en las Américas, quienes podrían beneficiarse significativamente de esta medida si la inmunización se ofrece de forma sistemática a las gestantes.
Paola Martínez Burgos