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Hace pocos días, un cohete chino habría podido caerle a usted en la cabeza.

 ASTROLABIO # 178 / VIE 04 NOVIEMBRE 2022

Los chinos tienen un avanzado pero caótico programa espacial.

Ese programa es herméticamente militar, por lo que no facilita la interacción con otros países que lo ven con profunda desconfianza.

De hecho, los chinos no fueron admitidos en la Estación Espacial Internacional.

En consecuencia, Pekín inició el montaje de una estación espacial por su cuenta y riesgo.

Por su cuenta, pero, sobre todo, poniendo en riesgo al planeta, para ser más precisos.

Ya son tres las ocasiones en que los cohetes chinos desechados ponen en peligro a los habitantes de la Tierra.

Y eso obedece a que el programa -orgullo del Partido Comunista- no se toma la molestia de controlar el retorno de semejante basura a este mundo.

Cumplida la misión, esos cohetes reingresan a la atmósfera sin ningún control y se estrellan … ¡ sin importar en dónde !

Ahorrándose los costos que la precisión implica, los chinos aducen que el globo terráqueo es muy grande y la probabilidad de que la basura caiga en una zona habitada es muy baja.

Pero en 2020 la chatarra cayó en Costa de Marfil y fue un milagro que no causara una tragedia inenarrable. 

Como es apenas obvio, a los chinos tampoco parece importarles mucho que la basura se les venga encima.

A juzgar por lo ocurrido con el Covid, la frivolidad se suple luego con desinformación o represión, ocultando la realidad, en todo caso.

Como si fuera poco, esta no será la última vez en que la población mundial se halle en tal peligro.

El año entrante, ellos lanzarán otro aparato, seguramente para mejorar la dotación del gimnasio para cosmonautas que acaban de instalar por allá arriba.

Y, una vez más, los desechos caerán, al azar, donde sea y contra quien sea.

Está claro que no hay un convenio específico sobre la materia, pero sí protocolos de buenas prácticas que, por supuesto, los chinos soslayan en absoluta impunidad.

¿ Qué efectos jurídicos o militares generaría el impacto de un artefacto de esos sobre  infraestructuras críticas ?

¿ Y si arrebatara vidas humanas, o causase un ecocidio ?

Sea como sea, ha llegado el momento de refrenar la irresponsabilidad pekinesa en este y otros temas de alta sensibilidad.

¿ Por qué ha de tolerarse que los chinos apoyen los desmanes de Kim Jong-un en sus habituales provocaciones contra Tokio y Seúl ?

¿ Por qué tiene que aceptarse que alteren la navegación “sembrando” islas para acordonar el Mar Meridional ?

¿ Por qué ha de aceptarse la propagación de la pesca indiscriminada que practican a diestra y siniestra ?

¿ Por qué la comunidad internacional tendría que cerrar los ojos ante el tratamiento que les dan a ciertas etnias, a los católicos, o a los acuerdos sobre Hong-Kong ?

¿ Por qué tiene que admitirse su permanente amenaza sobre Taiwán ?

Volviendo al punto, el desparpajo de Pekín pone también en peligro implícito a la navegación aérea.

Está claro que Occidente dispone de mecanismos avanzados para monitorear la trayectoria de la basura china.

De tal modo, se han establecido zonas de exclusión aérea de hasta 100 kilómetros a la redonda para evadir esos retales y proteger a las aerolíneas.

Pero muchos vuelos han sido cancelados y otros tantos millones de dólares se han perdido por semejante traumatismo.

¿ No es apenas obligatorio que la autocracia china indemnice a las víctimas de tantos oprobios ?

Esta amenaza planetaria tiene que desaparecer.  

Y tiene que desaparecer de inmediato.

vicentetorrijos.com