Me explico.
Los Estados Unidos se inventaron ese listado para que la inclusión en él tuviera consecuencias concretas.
Y para que la exclusión del mismo se basara en los intereses nacionales y no fuese tan solo un guiño diplomático basado en complacencias ideológicas, amiguismos, o simples impulsos políticos coyunturales.
Dicho de otro modo, los burócratas del Departamento de Estado no saben cómo lidiar con la complejidad del fenómeno pero, aún así, echaron a rodar la idea tan solo para contemporizar con las fanfarrias y celebraciones del quinto aniversario de La Habana.
Por una parte, lo que harán es retirar de la lista a un partido político llamado “Comunes”, nacido de los acuerdos, con lo cual, se ponen en serios aprietos porque, de suyo, esa no es la organización que figuraba en el listado.
Se trata de una serie de exguerrilleros panzones, cardiópatas y enfrentados entre sí por los cuantiosos recursos que, con suma complacencia, les prodiga Iván Duque ( quien solo tardó cuatro meses en olvidar que fue elegido por las victoriosas fuerzas del ‘No’ en el plebiscito del 2016 ).
En pocas palabras, sacar del catálogo a una agrupación que sigue dejando muchas dudas en el tintero constituye algo relativamente cercano al ridículo diplomático.
Pero, como si fuera poco, el problema de fondo es que la organización terrorista que sí aparece explícitamente en la lista sigue existiendo, sigue llamándose del mismo modo y sigue siendo la que siempre ha sido desde 1964.
Equívocamente, algunos la llaman “disidencias” y otros “Segunda Marquetalia”, pero su verdadero nombre es «Farc», tal como puede constatarse en una simple pesquisa electrónica.
Son la pura, dura e indeclinable continuidad de Marulanda, Arenas, Reyes, Cano, Jojoy y Santrich.
Son las mismas Farc de siempre, son las que continuaron en armas durante el proceso, las que gozan del amparo del régimen cubano, operan desde Venezuela con la anuencia de Maduro, están comandadas por el mismo Iván Márquez que tan inteligentemente lideró las negociaciones en La Habana, y se expanden por el territorio colombiano con mayor eficiencia revolucionaria que nunca.
En resumen, el Departamento de Estado se ha visto en serias dificultades para diferenciar una cosa de la otra anunciando que esa banda reemplaza a la anterior en su catálogo de referencia.
En tales condiciones, ¿ los norteamericanos han retirado, ciertamente, a las Farc de su listado, tal como lo proclamaron a los cuatro vientos ?
¿ No hubiese sido más veraz y racional anunciar que las Farc, las mismas Farc de toda la vida, continuarán en el listado, y que tan solo han retirado de ella a un oscura y siniestra camarilla premiada por sus crímenes con poltronas en el Parlamento ?
vicentetorrijos.com