Las Vegas, 9 de julio de 1997 – Un día como hoy, hace 27 años, el mundo del boxeo se vio sacudido por uno de los eventos más vergonzosos e insólitos de su historia: Mike Tyson le arrancó un pedazo de la oreja a Evander Holyfield a mordidas.
Este acto antideportivo durante la pelea por el título mundial de peso pesado no solo le costó a Tyson la descalificación y una suspensión de un año, sino que también manchó su reputación para siempre y se convirtió en uno de los momentos más recordados del boxeo.
Recordando el suceso:
En el tercer asalto del combate, Tyson, frustrado por no poder conectar con Holyfield y dominado por la ira, mordió dos veces la oreja derecha de su oponente, arrancándole un trozo de cartílago. Las imágenes de la mordida dieron la vuelta al mundo y conmocionaron a los aficionados al deporte.
Las consecuencias:
La Comisión Atlética del Estado de Nevada actuó con contundencia, suspendiendo la licencia de Tyson por un año y multándolo con 3 millones de dólares, la más alta jamás impuesta en ese momento.
Más allá de la sanción oficial, el daño a la imagen de Tyson fue irreparable. Su carrera se vio seriamente afectada y, aunque más tarde regresó al ring, nunca pudo recuperar el nivel que lo había llevado a ser campeón del mundo.
Un legado controversial:
A día de hoy, la mordida de Tyson a Holyfield sigue siendo uno de los capítulos más oscuros en la historia del boxeo. Un recordatorio de que, incluso en el deporte, la violencia y la falta de control pueden tener consecuencias nefastas.
Sala digital Colmundo