El inédito escenario se presenta con un ingrediente que lo hace aún más intrigante.
Si el Congreso juzga a los presidentes, ¿ cómo podrán hacerlo cuando el imputado ya no lo es ?
En sano juicio, un proceso así está orientado a retirar del cargo a un mandatario por las faltas cometidas en el ejercicio del cargo.
Como eso ya no aplica, se alegará que él incitó a sus seguidores a actuar violentamente el pasado 6 de enero.
Que los exaltó, explotando su extremismo, para que asaltaran el Capitolio.
Por supuesto, se necesitaría un estudio semántico estructural muy riguroso para demostrar que las palabras del presidente denotaban eso.
Y se requeriría un dictamen de psicología social sobre el comportamiento colectivo que fuese lo suficientemente osado como para sugerir que las hordas terroristas estaban obedeciendo órdenes de Trump.
En pocas palabras, en ese juicio no se podrá demostrar que el expresidente es culpable de lo que terminaron haciendo sus desquiciados adeptos.
En cambio, lo que sí podrán hacer los senadores es impedirle que vuelva a ser candidato alguna vez.
Así que, en el fondo, todo se traduce en eso : en deshacerse de Trump, de una vez por todas, para siempre.
Sin embargo, no es tan simple.
El problema está en que esa decisión no puede tomarse por mayoría simple.
En el Senado, los demócratas y los republicanos están empatados ( 50 / 50 ), y como se requieren dos terceras partes para condenarlo, es necesario que 17 copartidarios suyos se pongan en contra.
La pregunta es, ¿ habrá 17 republicanos dispuestos a hacerlo ?
Es poco, muy poco probable, pero en modo alguno descartable.
Al fin y al cabo, ellos han permanecido cuatro años en silencio, sintiendo que él tenía secuestrado el partido.
Y que si se presenta de nuevo en cuatro años, y gana, esa situación se prolongará ... indefinidamente.
Y si pierde, reconstruirlo será una tarea hercúlea, acaso imposible.
Con un agravante : él ha insinuado que podría fundar un nuevo partido, el « Partido Patriótico », lo que complicaría aún más las cosas.
Y las complicaría tanto, porque, probablemente, correría la misma suerte de Ross Perot en el 92 y en el 96, pero esta vez, descuartizando a la derecha.
Para no ir muy lejos, los voluntarios podrían ser más de 17 y Trump resultará sancionado.
Solo así, los republicanos volverán a sentirse libres.
De lo contrario, ya se sabe quién ocupará, automáticamente, la presidencia en el 2024 : Kamala Harris.
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vicentetorrijos.com