En exclusiva para Colmundo Radio, la consejera para las Víctimas, Paz y Reconciliación de Bogotá, Isabelita Mercado, se pronunció nuevamente ante el retraso del traslado de los indígenas pertenecientes a la comunidad Emberá que están asentados en el Parque Nacional de la capital colombiana.
Escuche la entrevista completa:
¿Cuáles fueron las garantías que se incumplieron en el retorno de los indígenas que estaba programado para el pasado lunes 29 de julio?
IM: Este proceso de retorno lo hemos venido organizando hace varios meses. Este es un proceso que lidera la Unidad para las Víctimas. Esta es la primera vez en la historia reciente que Bogotá decide tener una actitud distinta frente al retorno. Tradicionalmente, lo que ha ocurrido es que Bogotá acompaña los traslados y cubre la alimentación. En esta oportunidad, y bajo el principio de corresponsabilidad, hemos decidido apoyar a aquellas familias a las que la Unidad para las Víctimas no puede acompañar.
Entonces, en el marco de estructurar este retorno, tuvimos la última reunión el viernes en Pueblo Rico, Risaralda, entre la Unidad para las Víctimas, las entidades del Gobierno Nacional con responsabilidades específicas en el retorno, y nosotros. Desafortunadamente, entidades del Gobierno Nacional, pues, que debían presentar y aterrizar un poco sus aportes a este proceso, no llegaron. Y adicionalmente no habían avanzado en los compromisos que se iban a materializar. Entonces, debido a esta situación, la comunidad Emberá y las autoridades en territorio decidieron aplazar el retorno porque el Gobierno Nacional está incumpliendo con los compromisos pactados.
¿El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, se reunió con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, para abordar el retorno de la comunidad indígena asentada en Bogotá?
IM: Ayer el alcalde se reunió con el ministro Cristo, justamente para contarle nuestras preocupaciones y lo importante que es para Bogotá adelantar de manera sostenible este proceso. El ministro, muy comprometido con el tema y entendiendo la gravedad de la situación que enfrenta Bogotá, frente a lo que ocurre en el Parque Nacional, la UPI La Rioja y Florida, y la magnitud de la población que está en la ciudad, decide entonces liderar de la mano con la Unidad para las Víctimas este proceso y han convocado una reunión mañana a las 7:30 a.m. con todas las entidades que tienen mayores responsabilidades, con el fin de avanzar rápidamente en los compromisos y poder tener una nueva fecha.
¿Cuántas personas de las comunidades indígenas estarían dispuestas a retornar a sus territorios?
IM: Actualmente, en Bogotá tenemos 2183 personas que pertenecen a la comunidad Emberá. De este total, tenemos 1330 que han manifestado querer retornar a sus territorios en Pueblo Rico, Bagadó y Tadó, donde están los resguardos. Pero adicionalmente tenemos 438 que han manifestado el interés de reubicarse en otros lugares. Es decir, más o menos el 80% ha dicho que no quiere quedarse en Bogotá.
Hay un grupo muy pequeño, de 415, que ha dicho que sí quieren quedarse en Bogotá porque llevan muchos años viviendo acá, o porque ya han empezado a reconstruir su proyecto de vida aquí. Y frente a estos, el distrito es responsable de este grupo de cuatrocientos quince a los que se les formulará un plan de integración local.
¿Cuáles serían esas acciones que en definitiva permitan que los indígenas permanezcan definitivamente en su lugar de origen?
IM: El problema de los retornos anteriores ha sido justo el de la sostenibilidad. Por eso, acá hemos hecho énfasis en la importancia de que las inversiones que haga la Nación en el territorio permitan realmente transformar las condiciones que, por un lado, han hecho que la violencia se haya reciclado tantas veces en esos lugares del país. Pero por otro, que adicionalmente ellos tengan medios de subsistencia en sus resguardos.
Entonces, que tengan acceso a proyectos productivos, que tengan soluciones de vivienda, que si tienen un proyecto productivo y necesitan sacar los productos, pues que la vía esté pavimentada para sacar estos productos. Por eso, el rol de Bogotá llega hasta un punto que es acompañar el regreso y generar unas medidas de transición mientras se da la estabilización. Pero dependemos en gran parte de que la Nación sea quien haga estas inversiones, que permitan transformar estas realidades y no tengamos otra vez un retorno que termina fracasando en la medida en que se acaba el dinero.
Desde Bogotá estamos preparados para entender el contexto de la población Emberá. También somos muy conscientes de que la situación de seguridad en el país hace que distintas víctimas lleguen a la ciudad. Bogotá es una ciudad de puertas abiertas, sobre todo para las víctimas del conflicto armado. Somos la segunda ciudad que más víctimas recibe y acá lo que hacemos es asegurarnos de que la oferta distrital esté disponible para que todos ellos accedan a educación, salud y demás. Sin embargo, lo que no permitimos son las vías de hecho, como las del Parque Nacional, y por eso estamos poniendo todos los esfuerzos del distrito al proceso de retorno.
Juan Joya