Este es un dicho que se usa para describir una situación difícil, compleja y muy complicada en la vida. Estar entre la espada y la pared, es sentir el agua hasta el cuello, es sentirse presionado por una gran cantidad de problemas, creo que todos los seres humanos hemos vivido situaciones desesperantes, al punto de expresar: “Estoy fregado” “Estoy salado” “Ya no soporto más”.
Además, pensamos que somos las personas más de malas del mundo, que todo se une en contra nuestra para hundirnos y aplastarnos, y llegamos a creer que Dios se olvidó de nosotros.
Pero cuando leemos las historias de hombres y mujeres en la Biblia, tenemos que aprender a esperar en Dios. Un ejemplo claro de esto, lo vemos en una etapa de la vida del rey David, cuando expresa de manera muy humana y terrenal la grave situación que estaba atravesando.
1 Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Salmo 69:1-3
Esta es una de esas situaciones donde pareciera que no hay nada que hacer, nadie te ayuda, nadie te apoya, tu vida está tan cargada de problemas que te arrastran a un gran abismo de desesperación.
Su vida estaba en peligro; estaba para ahogarse en un mar de problemas que incluye la persecución, la soledad, la angustia, la traición y la enfermedad. Estaba muy angustiado porque había estado clamando sin recibir la respuesta de Dios. El salmista, ha orado, ha clamado, ha suplicado y no ha tenido respuesta. ¿Le ha pasado a usted alguna vez esto?
¿Sus ojos están cansados de llorar esperando la respuesta de Dios?
6 Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
Salmo 6:6-7
La salida a toda esta situación es buscar a Dios y confiar que Él actuará a nuestro favor.
13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad;
Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.
14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
15 No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.
Salmo 69:13-15
Debemos aprender que en el paso por esta vida, enfrentaremos momentos de dolor y de mucha angustia, pero también debemos recordar que con la ayuda de Dios, venceremos y nos levantaremos siempre.
Escrito por Édgar Jaimes